La migración se ha convertido en la única salida para muchos jóvenes y adultos; familias enteras se ven obligadas a trasladarse a Juárez, Delicias, Parral o la capital del estado, dejando atrás sus comunidades. Los programas sociales, lejos de ser una solución, apenas representan un alivio momentáneo frente a la falta de empleo y oportunidades.
La sala de urgencias del Hospital General de Ciudad Juárez se ha convertido en un espacio de espera interminable para decenas de familias que aguardan con desesperación la asignación de una cama. Entre la incertidumbre y la impotencia, los relatos de quienes permanecen ahí por más de 24 horas revelan la otra cara de la saturación hospitalaria: el sufrimiento humano.
En los momentos más difíciles de una nación es cuando se revela su verdadera fortaleza, y México ha demostrado, una vez más, que su motor más potente es su juventud.
México atraviesa una de las crisis agrícolas más severas de su historia. No es un accidente ni una mala racha climática: es el resultado directo de décadas de abandono institucional, políticas improvisadas y decisiones que han dejado al campo sin rumbo ni respaldo.
Es triste y doloroso volver a escribir sobre las recientes inundaciones que golpearon a cientos de familias del centro de nuestro país. Los noticieros no dejan de hablar de la devastación y las pérdidas humanas y materiales, presentando testimonios verdaderamente desgarradores.