MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

México, sin soberanía alimentaria

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El problema de la autosuficiencia alimentaria en México está lejos de resolverse. Más allá de lo que declare el gobierno, en México no existe soberanía alimentaria.

La soberanía alimentaria consiste en el derecho que los pueblos tienen a producir su propia comida, en su territorio, de forma que refuerce sus valores culturales y el ambiente. Debe garantizar que campesinos, granjeros familiares y mujeres rurales cuenten con los recursos necesarios para producir alimentos, y tengan mayor acceso y control sobre la tierra, las semillas, el agua, los créditos y los mercados.

Para que el campesino mexicano sea competitivo y logremos como nación la autosuficiencia alimentaria, en primer lugar se deben crear formas asociativas entre ejidatarios y comuneros.

En nuestro país, lejos de resolverse el problema alimentario, cada día se agrava más. Para empezar, se importan más de la mitad de los granos básicos que su población consume. La acción combinada de los acuerdos de libre comercio (en especial, el T-MEC), la contrarreforma agraria al artículo 27 constitucional del 6 de enero de 1992 —que abrió la propiedad social al mercado de tierras—, la operación desregulada de grandes consorcios agroindustriales y la carencia de financiamiento y políticas de fomento nos han convertido en un país sometido a los intereses de los gigantes agroalimentarios.

Desde la entrada de México al GATT (1986) y las sucesivas contrarreformas al artículo 27 constitucional, se ha venido desmantelando la agricultura campesina y fortaleciendo un modelo agroexportador.

Este modelo ocupa a varios millones de jornaleros que laboran en condiciones de explotación salvajes. Trabajan jornadas que exceden ocho horas diarias. Las familias viven hacinadas en cuarterías y campamentos, muchas veces sin agua potable. No cuentan con seguridad social ni servicios médicos.

En el primer semestre de este año, la importación de maíz blanco, originario de Estados Unidos, creció 253 % respecto a 2024.

De acuerdo con datos de Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), en los primeros seis meses del año, México adquirió de Estados Unidos 586 mil toneladas de maíz blanco, cifra casi cuatro veces mayor que las 166 mil toneladas de los primeros seis meses de 2024 (Reforma, 19 de julio de 2025).

Hasta inicios de este año, México era un país con alta suficiencia en el abasto de maíz blanco, es decir, la producción nacional cubría prácticamente la demanda de este grano que es exclusivo para consumo humano. Con el impacto de la sequía que se prolongó por más de dos años y aunado al abandono del campo por parte del gobierno federal, la producción nacional cayó.

En mayo pasado, México ya importaba compras sin precedentes de maíz blanco en los primeros cinco meses, con 430 mil toneladas, lejos de las 163 mil toneladas adquiridas en 2024 en el mismo periodo.

Tan solo en el caso de Sinaloa, principal estado productor de maíz en México, se prevé que este año reduzca su producción anual a menos de 2 millones de toneladas, desde los 6 millones promedio que se cosechan cada año.

Con este escenario, y aunado a las compras al extranjero de maíz amarillo —el cual depende prácticamente en su totalidad de las importaciones—, México se consolida como el mayor comprador global de maíz, y el segundo, sólo detrás de China, en las compras de granos y oleaginosas en general, como sorgo, soya, arroz y otros.

En el ciclo 2023-2024, Estados Unidos exportó a México 23.4 millones de toneladas de maíz, lo que, de acuerdo con el Departamento de Agricultura (USDA), representó un récord en las ventas anuales a un solo país (Reforma, 19 de julio de 2025).

México fue el principal cliente general de la agricultura estadounidense en el año comercial 2023-2024, comprando 35 millones de toneladas métricas de productos, más del doble que el siguiente país en importancia, reportó el Consejo de Granos de Estados Unidos (USGC, por sus siglas en inglés).

Como acabamos de ver, son muchos los problemas que tiene nuestro país en relación con el rezago alimentario.

Para que el campesino mexicano sea competitivo y logremos como nación la autosuficiencia alimentaria, en primer lugar se deben crear formas asociativas entre ejidatarios y comuneros.

Es necesario, además, que los trabajadores se organicen y concienticen para que, en un futuro no muy lejano, logren tomar el poder político del país para resolver de raíz toda la problemática del campo, ya que a la clase política que nos gobierna, como lo es la 4T, sólo le interesan los votos para perpetuarse en el poder. No lo permitamos.

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