MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Graduaciones en escuelas impulsadas por Antorcha, orgullo nacional

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  • Más de 20 mil alumnos participaron en festivales de clausura con música, danza, poesía y teatro en planteles de Guerrero, Puebla, Veracruz, Michoacán y Estado de México

Llegó la fecha en que millones de niños y jóvenes del país celebran la conclusión de sus estudios; los padres de familia y hermanos acuden orgullosos a las ceremonias de clausura y graduación de todos los escalones académicos: preescolar, primaria, secundaria, preparatoria y licenciatura. No solo derrochan alegría y emoción, sino que muchos de ellos, sobre todo las mamás y maestras, se esmeran también por derrochar estilo y hasta glamour, hasta donde se puede, claro.

No es para menos la alegría que sienten los padres de familia al ver que sus hijos han concluido un año escolar más y, sobre todo, el gran orgullo que experimentan cuando ven que sus críos han aprobado todos los grados académicos y ahora están convertidos en incipientes profesionistas, porque concluyeron el nivel licenciatura, el cual les brinda conocimientos suficientes para ingresar al mercado laboral con las herramientas necesarias para labrarse un futuro digno.

Sin duda alguna, son justificadas las emociones y alegrías causadas por las clausuras y graduaciones escolares, pues los padres saben los esfuerzos que día a día realizaron para que sus hijos asistieran a la escuela: desayunos, uniformes, útiles escolares, cuotas, aseo, etcétera, etcétera, cuestiones que millones de padres no pudieron garantizarles a sus hijos y por eso más de un millón de niños y jóvenes se vieron obligados a desertar de las aulas.

Muchos de ellos lo hicieron para incorporarse a la actividad económica y así ayudar a completar el gasto familiar. De ahí que en México perviva el trabajo infantil, el cual es condenado por el gobierno, la legislación y los grupos dizque progresistas —empezando por Morena—, pero que no se combate con las medidas estructurales necesarias, a pesar de que su lema, desde la época de López Obrador, es “primero los pobres”; lo cual ha sido absolutamente falso.

Si Morena priorizara a los pobres, en México no existirían 3 millones 700 mil niñas, niños y adolescentes, de cinco a diecisiete años, que realizan trabajo infantil, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Tampoco es cierto que el gobierno morenista cuide a la niñez y a la juventud. En el país hay otro grave problema que afecta el desempeño académico de las mujeres mexicanas: el embarazo adolescente, que se presenta entre mujeres menores de diecinueve años.

En México, el problema se da en niñas menores de 13 y adolescentes menores de 19 años, y está frecuentemente asociado a la violencia sexual. Este fenómeno no sólo tiene implicaciones para la salud de la madre y el bebé, sino también para el desarrollo social y económico de la comunidad.

Y mejor ni hablar de otro terrible fenómeno que azota a la juventud de nuestro país: el reclutamiento que los grupos delincuenciales hacen de los jóvenes, a quienes seducen con la promesa de dinero fácil, diversiones y lujos que sus padres no podrían darles ni volviendo a nacer.

“La incorporación de niñas, niños y adolescentes dentro de los grupos de la delincuencia organizada es un fenómeno que cada día aumenta más en nuestra nación mexicana ante la falta de estrategias o programas por parte de las autoridades para combatir esta forma de criminalidad” (López Contreras, A. 2024, Reclutamiento y utilización de niñas, niños y adolescentes por grupos delictivos en México: Una forma de explotación en la trata de personas. Revista Mexicana De Ciencias Penales, 7 (23), 71–88. https://doi.org/10.57042/rmcp.v7i23.744).

Por eso, ante estos graves y complejos problemas que afectan a la niñez y juventud mexicanas —y del mundo en general—, están perfectamente justificadas las emociones y sentimientos de alegría que embargan a padres de familia y hermanos que contribuyen al sostenimiento económico de sus hogares, por el hecho de que sus seres queridos concluyan un año escolar en cualquiera de los niveles académicos y, por supuesto, más aún si concluyeron sus licenciaturas o carreras técnicas.

En cientos de instituciones escolares del país, sólo acostumbran que el director o directora de las mismas dirijan algunas palabras a alumnos y padres, para posteriormente entregarles los respectivos documentos oficiales y ya, con eso dan por concluido el ciclo escolar. Se despiden y empiezan las vacaciones de alrededor de seis semanas, 45 días naturales, tanto para la comunidad estudiantil como para el magisterio.

Diferente es lo que ocurre en las escuelas impulsadas por el Movimiento Antorchista Nacional, pues en sus clausuras y graduaciones los alumnos, desde los más chiquitos de preescolar hasta los de nivel superior, presentan ricos eventos culturales, los cuales son de la más alta calidad.

Las escuelas impulsadas por el antorchismo no sólo brindan conocimientos científicos y cívicos a sus alumnos, sino que también se esmeran para que durante todo el año escolar se acerquen a los deportes y al arte. 

En esas escuelas, niñas, niños y jóvenes no solo hacen acondicionamiento físico básico, sino que se trabaja con ellos para inculcarles hábitos deportivos que, a la postre, sean parte de su vida en cualquier etapa por la que transiten.

Y si a ese trabajo deportivo todavía le falta más laboriosidad e interés de maestros y alumnos, no es así en el terreno del arte; ahí las cosas son diferentes: dos o tres veces a la semana de cada ciclo escolar, niñas, niños y jóvenes se acercan a las artes, de tal manera que quienes egresan de una escuela pública impulsada por el antorchismo nacional salen con conocimientos de pintura, música, teatro, declamación, poesía, baile, danza y teatro, según la rama del arte que más les atraiga.

Tales conocimientos, se ha comprobado, hacen a las niñas, niños y jóvenes más fraternos y sensibles a los problemas de sus comunidades y a los dolores de la humanidad, por lo que, en muchas ocasiones, se desarrollan como adultos empáticos y proactivos.

Con esa práctica cotidiana, en las escuelas donde hay maestros y directores afiliados al Movimiento Antorchista Nacional, maestros y alumnos rescatan y promueven la cultura generada en el territorio mexicano desde antes de que fuéramos conquistados por uno de los imperios de entonces, España.

En los tiempos que vivimos —de ataques verbales de Donald Trump y la imposición del 30 % de aranceles a las importaciones de nuestro país a partir del primero de agosto—, la cultura se vuelve una práctica revolucionaria, porque con ello, niñas, niños y jóvenes también defienden los productos culturales mexicanos y rechazan la cultura imperialista que se nos quiere imponer a través de la música, danza, baile, pintura abstracta y cine hollywoodense de sangre y violencia que no aportan ningún mensaje constructivo. Por el contrario, lo único que enseñan es destrucción y violencia.

Por lo anterior, el lema que este año portan las ceremonias de graduación de las escuelas impulsadas por Antorcha es: “Divulgar la cultura es defender a la patria”.

¡Felicidades a los miles de niñas, niños y jóvenes que concluyeron el ciclo escolar 2024–2025 en escuelas impulsadas por Antorcha! Pero, sobre todo, felicidades a sus padres, quienes, en estos calamitosos tiempos, todavía le apuestan a la educación para hacer de ustedes mujeres y hombres de bien.

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