De las ya innumerables mentiras que ha lanzado el presidente desde su tribuna preferida, las mañaneras, una que ha generado ruido en los últimos días es aquella de que "si se reúnen 100 mil mexicanos en el zócalo de la capital y las encuestas muestran una baja en la aceptación a mi gobierno, me retiro, dejo el poder y me voy a vivir a Palenque, porque yo tengo principios".Demasiado bueno para ser verdad, ¿no lo creen? Pero no faltó quien quisiera demostrar lo que se ha demostrado ya hasta el hartazgo: que nuestro presidente no tiene palabra, que todo lo que dice y hace solo persigue un fin, el de engañar bobos y que, por tanto, como dijo la Chimoltrufia "así como digo una cosa, digo otra".
En esta sazón, pues, hace unas semanas se reunieron, convocados por el Frente Nacional AntiAMLO (FRENAAA), según la información difundida y constatada por notario público, más de 100 mil mexicanos que pedían a voz en cuello la renuncia inmediata del actual presidente.
Muy bien ¿y ahora qué va a pasar? ¿De verdad se va a retirar el presidente? ¿Cómo pensará zafarse de la cuerda en que él mismo se colocó? No cabe duda de que tenemos en el poder a un hombre que reacciona visceralmente, que se deja llevar por sus impulsos y sus emociones, que se ha olvidado de que "no hay enemigo pequeño" y que lo pudo constatar en la respuesta que recibió.Se demuestra una vez más que lo que necesitamos al frente de la República es a un verdadero estadista, no a un sujeto lleno de resentimiento.
El inmortal Shakespeare escribió en su tragedia Hamlet: "Dadme un hombre que no sea esclavo de sus pasiones y lo pondré en el centro de mi corazón", frase que nos recuerda qué lejos estamos del hombre nuevo que se requiere para construir el mundo nuevo.
El presidente podrá ahora esgrimir que el poder que ostenta es producto del voto de 30 millones de mexicanos y que sólo una nueva votación podría hacer el revocamiento de su mandato, y esto es cierto, pero entonces, ¿por qué tentar a la suerte? ¿Por qué exhibirse como un vulgar apostador? No hay más explicación que una excesiva confianza en sí mismo que lo desnuda como un individuo prepotente y fanfarrón, como un narcisista irredento al que poco le importó el hecho de ser el presidente de los mexicanos para hacer semejantes declaraciones.
El presidente de la República no puede defender intereses y revanchas personales, está en la obligación de pensar siempre en el bienestar y seguridad del país, sus actos no deben estar regidos más que por la preocupación de llevar por buen rumbo al país.Pero parece que esto no lo tiene claro el señor presidente, pues no se explicarían sus acciones y sus políticas que lo han llevado a enredarse en un verdadero brete.Sus desaciertos son muchos y siguen acumulándose.Veamos: Lozoya, Pío, Cárdenas, las chocolaterías, las feministas, y desde luego, las protestas del FRENAAA.
¿Cómo salir de estos embrollos? Pues le salió respondona la criada y hoy AMLO ha tenido que mostrar caradura y salir a decir que se calmen, que él va a llegar hasta el 2021 y que en esas elecciones se va a consultar la revocación del mandato, que habrá una consulta con pregunta directa: ¿Quieres que se vaya el presidente?
Yo me pregunto, ¿la conducción de un país puede estar en manos de hombres tan inestables? No sé cuál sea con seguridad la idea del presidente, pero sí sé que los mexicanos nos debemos preparar para la gran batalla, hay que aprovechar las próximas elecciones, para equilibrar las fuerzas en el Congreso.Si el presente gobierno permanece, cosa que quizás no podamos evitar, sí debemos trabajar para acotarlo.Tenemos que lograr que el órgano legislativo esté en posición de oponerse a las malas decisiones del Ejecutivo, y eso sólo será posible si Morena, que tiene la mayoría en ese organismo y que se comporta como un lacayo, pasa a ser minoría.
Para eso necesitamos llevar a las diputaciones nueva sangre, hombres y mujeres pensantes que no actúen por consigna, sino con verdadera claridad de lo que requiere el país.Esa es la acción que debemos atacar con valentía y decisión, preparémonos para escoger a los mejores candidatos y convencidos de su entrega e inteligencia trabajemos arduamente para conseguir el triunfo.No permanezcamos con los brazos caídos, demos la batalla, haciéndole claridad a los mexicanos de cómo podemos evitar que este país retroceda a situaciones que ya fueron rebasadas por el esfuerzo y sacrificio de millones de mexicanos que han perecido en aras de la idea.El presente es nuestra responsabilidad, ¡hagámosle frente!
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