MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

CRÓNICA | Callar es morir, marchar es resistir

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  • La Marcha por la Paz unió a miles en Ixtapaluca en una protesta masiva contra la inseguridad y el abandono de las autoridades municipales

El pasado 13 de julio ocurrió una tragedia: la delincuencia le arrebató la vida a una mujer que se dedicaba a vender tamales en la emblemática colonia Cerro del Tejolote. Desde ese día, el ambiente en Ixtapaluca se sintió distinto; se notaba mucha inconformidad por parte de los vecinos.

“El pueblo tiene que abrir los ojos; no puede resignarse y vivir con miedo, pues sólo condena a las futuras generaciones a un destino incierto”.

Fue la gota que derramó el vaso, pues este crimen hizo que los ciudadanos lo sintieran propio. Vieron en la muerte de Patricia Cruz Morales no sólo a una comerciante que se dedicaba a vender tamales: vieron al señor del puesto de tacos, al que barre las calles, al padre que sale a buscar trabajo, a sus hermanos de clase que todos los días se esfuerzan por llevar el pan a la mesa.

Desde entonces, en diferentes medios y en redes sociales se oyeron voces que protestaban por la inseguridad; posteriormente, esas protestas se materializaron en lo que llamaron “Marcha por la Paz”.

Todos los medios y comentarios en Facebook se refirieron a la inquietud por los muchos focos rojos en el municipio: hospitales sin máquinas de hemodiálisis, la presidencia llena de basura en su entrada y cientos de ixtapaluquenses preocupados por la ineptitud de sus gobernantes.

Felipe Arvizu de la Luz, presidente municipal de Ixtapaluca, quien años anteriores se proclamó el salvador del municipio, hoy lo hunde en la miseria. De estar en el lugar número 74 de inseguridad, ahora el municipio se posiciona como el quinto más inseguro del Estado de México, y con esto, la desesperación se apodera de los ciudadanos que quieren cambiar el rumbo del lugar donde viven.

El sábado 19 de julio a las 9:00 a. m., cientos de colonos, trabajadores, adultos mayores y estudiantes, todos vestidos de blanco, con cartulinas, banderas y globos, se concentraron en la presidencia municipal para llegar al SMTP y pedir justicia.

A las 10:00 a. m., a lo lejos se veía una ola blanca: la Marcha por la Paz había empezado. Las calles, con un ejército blanco, pacífico y unido como una ola de mar que, por más que choque y saque espuma, siempre se vuelve a unir, volviéndose una sola.

Las consignas que llenaron la marcha fueron: “¡Si no da la cara, si no da la paz, que Arvizu se vaya y no vuelva jamás!”. Una lucha de clases: la clase pobre contra el gobierno tirano que le arrebata los sueños a sus gobernados.

Las filas avanzaban. Los taxistas y transportistas también se unieron, su medio de trabajo adornado con frases avasalladoras que exigían justicia: ”¡No queremos extorsiones en el transporte!”.

Se movían juntos atrás del mar de personas, como las naves de los aqueos que describe el poeta Homero: un pueblo valiente y poderoso que iba sin temor y con valentía en su expedición a la batalla. Esos eran los ixtapaluquenses, con banderas blancas que se movían con el viento, y que por fin arribaron al SMTP, centro de mando de la policía municipal.

Jorge Flores, un joven antorchista, tomó el micrófono y con ira y valor dijo: “Hay muchas manifestaciones en contra de quien dirige el Ayuntamiento de Ixtapaluca, que no está haciendo bien su trabajo. El carácter de esta movilización es general; el problema de la violencia e inseguridad que aqueja a todo Ixtapaluca afecta a todos”.

Por eso invitó a la población a sumarse a la manifestación de inconformidad, pues no basta sólo apoyar: se necesita salir a las calles, organizarse y levantar la voz. Si no, nadie nos va a hacer caso. Debemos dejar de vivir con miedo.

Se escuchaba al mar de gente gritar a una sola voz: “¡Ixtapaluca quiere paz!, ¡No más crimen, queremos paz!”.

Maricela Serrano Hernández, quien gobernó con sentido humano, elevó la voz exigiendo vivir en paz:

“Nuestro país está en crisis; de manera particular, el problema en Ixtapaluca se agrava. Es cierto que a nivel nacional hay más inseguridad y se suspendieron recursos para atacar ese problema. Este gobierno ha cambiado la forma de controlarnos y nos avientan unas tarjetas y quieren que comamos de la mano de Morena. Si bien esas tarjetas ayudan, no podemos cambiarlas por nuestra tranquilidad y nuestra seguridad. Pero ¿qué vamos a hacer con esas tarjetas? Incluso con ellas, no podemos enfrentar de manera aislada esos problemas. Esta manifestación es de denuncia pública; debemos organizarnos para frenar toda la arbitrariedad que prevalece en Ixtapaluca”.

También comentó que el pueblo tiene que abrir los ojos; no puede resignarse y vivir con miedo, pues sólo condena a las futuras generaciones a un destino incierto:

“Debemos decidir si queremos ser un pueblo que se arrodilla y vive agachado o somos un pueblo que se levanta, estamos de pie y miramos un futuro mejor. Antorcha y todo el pueblo podemos hacer que Ixtapaluca cambie verdaderamente”.

Después tomó la palabra el doctor Abel Pérez Zamorano, líder del antorchismo mexiquense:

“Sin la voz y el entusiasmo de este contingente no se escucharía la protesta de los habitantes de este sufrido municipio ante la ola de violencia que vive. El motivo de esta gran concentración es hacer visible la inconformidad contra la violencia que sufren y la manera en que se conduce la política municipal y de seguridad en Ixtapaluca. ¡Ya basta de tanto asalto e inseguridad! Venimos a darle voz al sentir social de un sentimiento callado y silencioso de las familias que padecen el crimen pero que no tienen manera de gritarlo. Por eso, el Movimiento Antorchista es la voz del pueblo y la voz de los más sufridos; venimos a gritarlo para que trascienda por todos lados que este municipio es un verdadero infierno donde vive la gente.

Cuando muere un pobre nadie habla, nadie levanta la voz. Cuando asesinan a un ser indefenso y humilde en este país, la vida del pueblo trabajador es insignificante. El Movimiento Antorchista tiene como propósito principal preocuparse por la gente pobre, y en la marcha se comprobó: se exigió seguridad para la clase humilde. Los ricos tienen quien los proteja, pero los pobres no. Antorcha habla y protege al pueblo pobre”.

Al término de la marcha, en el cielo volaron globos blancos como símbolo de paz, los cuales representaron el deseo de que todo puede cambiar si el pueblo se une, y en esta marcha lo hicieron. No solamente salieron miles de personas a caminar a un solo paso en las calles: fueron la prueba viviente de que Ixtapaluca está despertando.

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