Tras los acontecimientos de violencia generalizada que se vive en México y que alcanzó un nuevo nivel con el asesinato de Carlos Manzo, alcalde de Uruapan el pasado 1 de noviembre, además de la problemática que enfrentan los productores agropecuarios en días recientes, la ciudadanía ha recurrido a la lucha, organización y movilización popular para exigir justicia al gobierno de la 4t, que a más de 7 años de estar en el poder federal y en la mayoría de los estados, se ha mostrado incompetente para afrontar los grandes retos que asumió en el año 2018.
Debemos recordar que desde la larga campaña política que llevó al poder a Andrés Manuel López Obrador, se dedicó a denostar los movimientos sociales, porque según él tenían intereses oscuros, por ser intermediarios y muchas otras acusaciones; hasta llegar a decretar la desaparición de las organizaciones. Sin embargo, se está descubriendo que los mexicanos necesitamos estar unidos para hacer frente a problemas que van desde la destrucción por fenómenos naturales como los vividos en Veracruz, Hidalgo y Puebla por el huracán Melissa, (que de no ser por la solidaridad ciudadana), el gobierno se vio rebasado en todos los aspectos al carecer de recursos del Fondo de Desastres Naturales (Fonden).

Pero sin duda, algo que se está viviendo en estos momentos son las movilizaciones ciudadanas en torno a la exigencia de justicia del ex alcalde de Uruapan, que demuestra la vigencia del derecho de organización y manifestación pública para exigir justicia. Este escenario se da porque el gobierno morenista ofreció resolver todos los problemas de los mexicanos con un programa escueto en la frase: “No mentir, no robar y no traicionar al pueblo”, al que se le vendió la esperanza de un futuro de paz basado en las transferencias monetarias, que al paso del tiempo están demostrando que son sólo un paracetamol que calma los estragos del fracaso social de Morena y sus aliados.
Por nuestra parte, desde hace 50 años el Movimiento Antorchista Nacional ha organizado a los sectores vulnerables de la ciudad y el campo agrupando en sus filas a obreros, estudiantes, amas de casa, comerciantes y a campesinos dedicados a labores agropecuarias, y al contrario del decreto de AMLO, no hemos nunca abandonado la lucha.

Junto con ello, hemos explicado las razones que dan origen a la pobreza y desigualdad en que viven los mexicanos, para que reconozcan que el causante no es el destino ni el castigo divino. Esta labor de politización tiene el fin de despertar la conciencia de la clase social explotada y para que surja la necesidad de luchar para terminar con la expoliación del hombre por el hombre, pasando a una etapa superior que tenga como objetivo central la producción de satisfactores sociales que sean distribuidos de forma equitativa entre todos los miembros de la sociedad.
Además, sabiendo que la pobreza se manifiesta de distintas formas, hemos expuesto en los tres niveles de gobierno el sentir de millones de mexicanos que han sido marginados de los programas oficiales o han esperado años sin atención a sus necesidades básicas, como servicios públicos de electrificación, agua entubada, drenaje o pavimentación, que son parte básica del progreso.

La tarea no ha sido sencilla. Los enemigos de la organización popular han desarrollado campañas de desprestigio en contra del antorchismo nacional a través de los medios de comunicación, pero tampoco han dudado en la agresión física, ocasionando la muerte de varios destacados líderes a manos de los grupos caciquiles acostumbrados a mandar.
Derivado de eso, nos hemos mantenido al lado de los trabajadores, explicándoles esta verdad para convencerlos de organizarse y dar la lucha ante la explotación desmedida, nos queda claro que para que esta situación cambie definitivamente se requiere de un modo de producción planificado por el estado, donde la prioridad sea la satisfacción de las necesidades humanas.

No somos los únicos que salen a las calles a refrendar los derechos sociales, en estos días, todo el país se ha convertido en un manifestódromo donde relucen protestas de maestros por la falta de pago de sus prestaciones, de campesinos que no pueden acomodar sus productos, de madres que buscan a desaparecidos, de comerciantes que denuncian extorsiones, de personal médico que exige insumos, medicamentos e instrumental en hospitales públicos y de los miles de ciudadanos libres que exigen justicia por el alcalde michoacano.
¿Y ante este escenario catastrófico, qué hace la actual presidenta de México? La presidenta Claudia Sheinbaum se dice víctima de las conjuras de la derecha que no la dejan gobernar, descalifica a los luchadores sociales de todo el país, y emite amenazas veladas contra toda persona que se atreva a criticar a su gobierno. Nada es distinto a lo que declaraba AMLO: se sigue culpando al pasado cuando Morena y sus aliados ya son parte de ese pasado que sembró esperanza en el pueblo mexicano. El pueblo está cada vez más decepcionado por la incapacidad, o hasta complicidad que los gobernantes morenistas mantienen con la delincuencia en muchos lugares del país.

Los antorchistas no somos cómplices de los excesos de Morena y en los años que lleva la 4t en el gobierno, seguimos defendiendo los derechos sociales, además consideramos que las luchas aisladas son útiles, sin embargo, se requiere la formación de un frente consciente y permanente para luchar contra toda forma de injusticia social.
Consideramos que es indispensable que la gente sea analítica, crítica y propositiva ante el actuar gubernamental y para que no se calle a cambio de las becas que tienen controlados a miles de mexicanos empobrecidos que ven solo por su bienestar individual, en consecuencia han renunciado a exigir cambios en la estrategia de seguridad, en la política salarial y la creación de empleos remuneradores, así como por las obras públicas que generan desarrollo social.
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