MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Defender a antorchistas de Oaxaca es defender la Constitución

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El 5 de agosto, en la Agencia municipal de Mexicapan, en la zona conurbada de Oaxaca de Juárez, Oaxaca, nueve encapuchados vandalizaron y despojaron de recurso y algunas mercancías a una tienda denominada Super Máss, con toda impunidad, a pesar de estar presentes el agente y policías municipales, como consta en diversos videos que circulan en las redes sociales. ¿Cómo se explica este suceso en la tierra de Benito Juárez y del recién electo presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Hugo Ortiz Aguilar?

La aparatosa y pública agresión a un negocio propiedad de Antorcha no es otra cosa que una advertencia para que los antorchistas no sigan apoyando a los fenerianos.

Se explica por el hecho de que no se trató de un delito común con la complicidad de la policía, sino de un asunto de mayor magnitud y gravedad; se trató de un acto de represión orquestado por alguien de la estructura del gobierno estatal al respaldo que el Movimiento Antorchista de Oaxaca ha brindado a jóvenes de la Federación de Estudiantes Revolucionarios Rafael Ramírez (FNERRR), que gestionaron importantes obras comunitarias, sobre las cuales se ha posado el ojo apropiador de poderosos personajes oaxaqueños.

Es decir, la aparatosa y pública agresión a este negocio propiedad de Antorcha no es otra cosa que una advertencia para que los antorchistas no sigan apoyando a los fenerianos, quienes anunciaron apenas el 4 de agosto que retomarían la lucha en defensa del albergue de Miahuatlán de Porfirio Díaz, del que fueron despojados con lujo de violencia y sin orden judicial alguna, por parte del presidente municipal de esa demarcación, César Figueroa, a pesar de que los estudiantes tienen un comodato que los faculta para el usufructo de ese inmueble que se construyó con recursos gestionados por la FNERRR.

Y la prueba de que es un vulgar acto de intimidación es que, con la vandalización de este establecimiento privado, se ocultó una agresión más a otros fenerianos, a quienes se intentó despojar del lugar en que habitan, ubicado a unos metros, donde se construía el Albergue Cultural Villas de Monte Albán, el cual se dejó de construir porque los comuneros de Mexicapan reclamaron, mediante un juicio, estos predios que la FNERRR donó al municipio. Tal juicio, contra toda legalidad, lo ganaron los comuneros, a pesar de existir un decreto presidencial que prueba que el polígono en disputa no está dentro de las tierras comunales, pero como había 45 millones de pesos de por medio, el gobierno municipal del morenista Oswaldo Jarquín y los comuneros acordaron este doble despojo.

Quiero añadir, con la seguridad que me da el haber conocido la situación política de Oaxaca porque estuve al frente de los antorchistas de esa entidad, que no son sucesos aislados; esta agresión contra estudiantes que luchan por salir adelante en una sociedad que les niega el derecho a educarse dignamente es la continuación de una serie de expropiaciones, despojos y apropiación de bienes sociales cometidos por personajes de la llamada “Primavera oaxaqueña”.

Pero, como a diferencia de otros sectores sociales, los estudiantes organizados en la FNERRR y los antorchistas han dado la batalla amparados en la ley y en la fuerza social que poseen, desde el poder se emplea una pérfida política para derrotarlos. Mientras se entablan mesas de negociación con los fenerianos, se aterroriza a los antorchistas que los respaldan, para ablandarlos con la fuerza de agentes de algún cuerpo de seguridad, disfrazados de viles asaltantes de Sabritas y refrescos.

Pero con estos actos no sólo se agrede a los antorchistas que se solidarizan con la justa causa de estos estudiantes humildes, sino que se viola con toda impunidad el llamado marco legal que protege a todos los mexicanos. 

Para ilustrar este envilecimiento de la ley, mencionaré una violación procesal en el juicio del despojo de su albergue de Miahuatlán: ante las pruebas físicas y documentales obtenidas por el juez, de que el inmueble en disputa está en posesión del presidente César Figueroa, extrañamente se requiere de nueva cuenta al munícipe que compruebe que es falsa la acusación de los estudiantes.

Es decir, se le da oportunidad para que maniobre y encuentre algún resquicio legaloide en el proceso y se salga con la suya, en vez de restituir el albergue a sus legítimos poseedores y de encarcelar a Figueroa, como exige la ley, cuando hay una autoridad que miente flagrantemente a nuestro aparato judicial.

Por ello, alerto a los oaxaqueños y a los mexicanos en general, del peligro que se cierne sobre nosotros: se viene normalizando la violación de la ley por parte de algunas autoridades de Morena, con la complacencia del aparato judicial de nuestro país, y se normaliza el uso de prácticas criminales para someter a quienes defienden su legítimo derecho.

A la vez, los invito a que veamos en estas agresiones lo que sucede cuando lo que poseemos, usufructuamos o nos pertenece legalmente es objeto de las ambiciones y deseos de los poderosos, pues estos no se detienen ante nada una vez que la ley ha sido convertida en una herramienta más a su servicio. 

Para evitar este abuso de poder, no hay otra salida que organizarnos y defendernos con la fuerza que nos da nuestro número, porque sólo así podrá hacerse valer la ley que prostituyen a cada paso.

A mis compañeros antorchistas y a los estudiantes organizados en la FNERRR les envío mi cariño y solidaridad, al igual que la de cientos de miles de mexicanos que nos aprestamos a respaldar su legítima lucha. 

Sepan ustedes que su causa va convirtiéndose en un símbolo de resistencia para todos los mexicanos, porque ya no es solamente la lucha por unos albergues o por hacer valer su derecho a la educación que les niega el Estado mexicano, esta es ya una lucha por aglutinar a los desprotegidos de nuestra patria para que se unan, en primer lugar, a defender la ley y la justicia, pero en segundo y, aun más importante, para formar una gran fuerza política que ponga en el centro de su proyecto de gobierno, como el motor de sus políticas públicas, a las clases trabajadoras, creadoras verdaderas de la riqueza social que hoy monopolizan los poderosos de este país.

Nos vemos en la lucha, queridos compañeros; la opinión pública nacional sabe que ustedes y los estudiantes tienen la razón y la ley de su lado, y que, a los poderosos, para salirse con la suya, no les queda otra que comportarse como gánsteres y, con ello, apresuran su desaparición como fuerza política. En esta lucha quedará claro al pueblo de México que sólo luchando podrá defenderse y sólo tomando el poder podrá obtener justicia verdadera.

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