Somos un pueblo lleno de festividades mundanas y patri¾ticas: DÝa del amor y de la amistad, DÝa del ni±o, DÝa de los de la tercera edad, DÝa del mÚdico, DÝa de la secretaria, DÝa de los abuelos, ferias con motivo del onomßstico del Santo Patr¾n, cumplea±os, fiestas patrias, celebraci¾n de hechos hist¾ricos sobresalientes, Navidad, A±o Nuevo y desde luego "DÝa de los fieles difuntos" y todo esto se ha trastocado con motivo de la pandemia, nuestra vida ha sufrido un revÚs impredecible, de hecho hemos sido incapaces de asimilarlo, por eso a pesar de prohibiciones y demßs tratamos de seguir con la rutina de nuestra vida diaria, aceptando el reto de poder adquirir la infecci¾n que pone de manera muy seria, en riesgo nuestra vida.
En esta conmemoraci¾n de los fieles difuntos hemos llorado sin que asome a nuestros ojos una lßgrima, hemos sufrido calladamente la imposibilidad de estar con nuestros seres queridos que nos visitan cada a±o seg·n la tradici¾n y ha aumentado considerablemente el n·mero de familiares a recordar, pues muchos han perdido la batalla contra el terrible avance de la pandemia y la imposibilidad de poder curarse.
¿Serß posible que aceptemos pasivamente renunciar a la oportunidad de vivir, de desarrollarnos, de gozar de la libertad de trasladarnos sin restricciones, de ahondar las deficiencias educativas, de no poder realizar nuestros cultos, de aceptar la desaparici¾n de los que amamos y el riesgo latente de que nosotros mismos seamos candidatos a fenecer, sin buscar y sin construir ninguna alternativa? ¿Serß que creemos en la ineluctabilidad del destino? No sÚ, pero creo que debemos hacer el esfuerzo por exigir nuestro derecho a vivir y a vivir sin sobresaltos, con la seguridad de que, ante nuevos peligros, nuestro gobierno estÚ presto a reaccionar y a encontrar maneras para que los mexicanos vivamos en condiciones mßs humanas.
No creo equivocarme al decir que es el gobierno y solo Úl quien puede garantizar condiciones de bienestar para sus gobernados, ya que Úl tiene todos los recursos a su alcance y tiene ademßs la facultad de convocar y organizar a la poblaci¾n para que todos sumemos esfuerzos y hagamos un frente com·n que sea un dique de defensa ante todas las dificultades que sobrevengan.
Pero nuestro gobierno, porque asÝ le conviene, hace y deshace en todos los aspectos de la vida de los mexicanos, Úl determina por sÝ y ante sÝ, de tal manera que no se atiende a la salud, no se atiende al desarrollo de la ciencia, no se atiende a las vÝctimas de desastres, no se atiende a la falta de servicios, desconoce su responsabilidad de apoyar a lo p·blico y a lo privado, y mucho menos estß preocupado por encontrar una verdadera salida al problema de la propagaci¾n del coronavirus, se limita a realizar una campa±a que consiste en convencer a la gente que se "quede en casa", pero no hay ning·n programa que garantice la alimentaci¾n de los que acaten la indicaci¾n, ni se plantea c¾mo se van a resolver problemas como el pago de la luz, la renta, el agua etc.
Estamos pues ante una verdadera tragedia nacional que no estß siendo entendida por los que tienen la obligaci¾n de interpretarla y a los mexicanos s¾lo nos resta tomar las riendas de este paÝs si no queremos que se nos desbarate en las manos con las consecuencias de tragedia y desastre que esto conlleva.Es necesario organizarnos para dos fines:
1- Para exigirle al gobierno medidas prontas y expeditas contra la pandemia, contra los desastres, contra la falta de medicina contra el cßncer, contra los feminicidios, contra la delincuencia, contra el desastre econ¾mico, contra la falta de empleos, contra la falta de servicios.
2- Para tomar el poder polÝtico mediante una selecci¾n inteligente de quienes realmente entiendan la problemßtica del paÝs, clara y competente de las que estemos seguros que sabrßn, cuando sea necesario, quÚ debe hacerse.
Guerra a quienes se cuelan por favoritismo, pero con una evidente idea de arribismo, de ambiciosos que le deban su triunfo no al trabajo con el pueblo, sino a su sumisi¾n al poderoso, porque estas personas, nunca harßn nada por el pueblo, no tienen ni la honradez, ni la sensibilidad, ni la capacidad, ni la visi¾n de futuro que les permita encontrar el camino del desarrollo, ni el compromiso de servirle al pueblo, por lo tanto nunca harßn nada que contribuya a aliviar sus problemas, pero siempre apoyarßn a quienes tienen el poder a cambio de que les compartan migajas, no importando ni el progreso ni el bienestar de las grandes mayorÝas, por eso debemos abandonar la actitud pasiva de sufrir todos los reveses, todas las calamidades y toda la pobreza, podemos y debemos organizarnos, educarnos y luchar por una vida mejor.En nuestras manos estß la soluci¾n.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario