La burocracia y la indiferencia política dejan a familias sin ayuda, tras un mes de “Priscilla”
Evaluaciones preliminares advierten que tres comunidades podrían ser inhabitables
Huehuetla, Hgo. Un manto de lodo secándose al sol, calles convertidas en barrancas y el olor penetrante del agua estancada son la realidad en las escuelas de Huehuetla, un mes después de que el desbordamiento del río Pantepec arrasara con viviendas y las pertenencias y esfuerzos de toda una vida de esta comunidad de la región Otomí-Tepehua.
La tormenta, asociada al fenómeno meteorológico “Priscilla” a inicios de octubre, no solo dejó a su paso cerros desgajados y calles intransitables, sino una crisis humanitaria que se agrava con el paso de las semanas.
A pesar de la magnitud del desastre, cientos de damnificados enfrentan la emergencia en un limbo de abandono y promesas incumplidas.

Mientras en otras partes del país los alumnos continúan con su ciclo escolar, en Huehuetla la educación está en pausa. Al menos 20 planteles resultaron con daños, desde acumulación de lodo hasta pérdidas estructurales totales.
El caso más grave es la Secundaria Técnica “Caudillos del Sur”, que deberá ser reconstruida desde cero tras ser declarada en pérdida total.
La tormenta, asociada al fenómeno meteorológico “Priscilla” a inicios de octubre, no solo dejó a su paso cerros desgajados y calles intransitables, sino una crisis humanitaria que se agrava con el paso de las semanas. Familias enteras sobreviven con ayuda y apoyo alimentario de las comunidades vecinas, mientras se dedican a limpiar y tratar de rescatar sus hogares.

Antonio N, que lleva 68 años viviendo en la colonia Nueva, mira con impotencia los restos de su casa: “Estuvo horrible, he visto muchas crecientes, pero una como esta, que se llevó todo a su paso… jamás. Ahora recibimos un apoyo de 20 mil pesos pero con eso no nos alcanza para reconstruir nuestra casita”, relata con la voz quebrada, mientras señala el espacio vacío donde antes estaba su cocina y su sala.
La escena se repite en gran parte de la comunidad: casas con cimientos lavados, muebles destrozados y pertenencias familiares convertidas en un amasijo de recuerdos y lodo. El agua estancada, en las inmediaciones del río, genera un foco de infección y preocupación por la salud pública.
La desesperación de haberlo perdido todo se mezcla con la frustración de no recibir apoyo. Isabel, otra vecina, narra el calvario burocrático al que se enfrentaron cuando llegaron los funcionarios a realizar el censo de daños:

“Ellos no quisieron anotarnos, porque algunos no teníamos credenciales. Yo les suplicaba, les decía: ‘No podemos entregar credenciales porque se lo llevó el agua’. Prácticamente no tenemos acta de nacimiento, ni CURP, ni INE… todo se lo tragó el río”, denuncia. Esta falta de documentos, esenciales para los trámites de ayuda, ha dejado a un número indeterminado de familias fuera de cualquier apoyo oficial.
La sensación de abandono se ve agravada por lo que los habitantes perciben como una división partidista. Reyna Sevilla, con la voz firme pero el rostro cansado, hace un llamado a las autoridades para que prioricen a la gente. “Que ya no vean los colores, que vean lo humanitario, lo que necesitamos como comunidad, como personas. Nos están dejando abajo por cuestiones de partidos, y lo que necesitamos es ayuda, no banderas políticas”, exclamó.
La magnitud de la destrucción es tal que, según una evaluación preliminar realizada por un geólogo y un ingeniero de la Subsecretaría de Protección Civil y Gestión de Riesgos, las comunidades de Chapingo, Santa Inés y Dos Caminos podrían ser declaradas inhabitables debido al alto riesgo de deslaves y la severidad de los daños en el terreno.

Un mes después, Huehuetla clama por una solución integral. De acuerdo con el reporte oficial del gobierno federal, tres comunidades siguen incomunicadas: Acuautla, San Ambrosio y San Esteban. Las calles, aunque más transitables, aún muestran las cicatrices de la tragedia. Las familias esperan que la solidaridad y la acción gubernamental lleguen a todos los afectados.
Este 19 de noviembre, vecinos de este municipio se sumarán a la entrega de pliego petitorio, documento que enlista las demandas de cientos de colonias y comunidades, convocada por Movimiento Antorchista ante Palacio de Gobierno de Hidalgo:
“Demandaremos atención y justicia para los miles de damnificados en Hidalgo, la inmediata reconstrucción de puentes, caminos y carreteras, así como la recuperación e introducción de los servicios básicos, atención inmediata a las zonas agrícolas devastadas, un efectivo programa de empleo temporal y la rápida distribución de maíz para consumo humano”, aseguró Estanislao López, líder social en la región Otomí-Tepehua.
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