El pasado 24 del presente mes, La Junta de Festejos Patronales de San Pedro La Cañada hizo público a través de los medios de comunicación, la presentación de más de 2 mil firmas de la población de La Cañada, en oposición a la instalación de un teleférico que según el presidente municipal, Mario Calzada Mercado, tiene por objeto detonar el turismo dentro de la demarcación. Según expresó, dicho teleférico tendrá una extensión de 612 metros y estará a 110 metros sobre el nivel del mar, partiendo de uno de los cerros de La Cañada donde además, según él se contará con museos, tiendas, cafetería, gimnasio al aire libre y se construirá un parque ecológico y tendrá un costo de poco más de 98 millones de pesos.
La Junta de Festejos y otros tres organismos que han conformado el llamado Comité de Defensa del Patrimonio Cultural y Religioso de La Cañada convocó a rueda de prensa para exponer la preocupación por la forma en que la autoridad municipal ha manejado la presentación de la construcción de este proyecto. La protesta obedece según los integrantes de este organismo a que el mencionado proyecto pretende ser ubicado en los dos cerros más representativos y emblemáticos de la población de La Cañada, donde realizan sus fiestas tradicionales y religiosas por lo que convocaron a todos los barrios a un mitin de protesta contra del teleférico en la Plaza San Pedro y a cambio solicitaron la realización de obras de mayor prioridad como banquetas, vialidades y saneamiento del río que atraviesa la población.
Creo que nadie que quiera a su pueblo puede oponerse a la creación y construcción innovadoras de obras para atraer el turismo nacional e internacional, que provoquen una derrama económica que ayude a resolver las necesidades más elementales de la clase trabajadora como alimentación, vivienda, salud educación, etcétera. Sin embargo, ¿Cómo se explica que mientras los datos oficiales señalan que el 21% de la población de El Marqués habita en viviendas que carecen de los servicios básicos como de agua, luz, drenaje, pavimento, aulas de las escuelas y seguridad pública, entre muchas otras, se pretenda usar los recursos del mismo pueblo en la construcción de obras que en nada o muy poco impactarán en la calidad de vida de los vecinos?
Me consta cómo para lograr que se aprobara la más pequeña e insignificante de las obras como el empedrado de una calle, fue necesario que las familias necesitadas realizaran varias comisiones, mítines e incluso una manifestación de protesta. Asoma evidentemente a mi juicio, además de falta de conocimiento de la problemática de la población marquesina, falta de sensibilidad de las autoridades, particularmente del alcalde Calzada Mercado. ¿Qué estudio arroja la viabilidad técnica y social para la construcción de un teleférico? ¿Cómo se determinó y por quién, la genial idea de gastarse los recursos del pueblo en obras de este tipo en lugar de invertirlos por ejemplo, en la construcción de clínicas de salud o aulas para las escuelas?
Muy respetable es desde luego la postura de Mario Calzada Mercado de asumir el costo político que genere la ocurrencia "apantalladora" de la construcción del multicitado teleférico, que en mucho se parece al novedoso método de vigilar la capital del estado vía aérea con la sirena encendida. Como se ve, el pueblo ha empezado a pagar los costos de la reforma electoral que permite la reelección de alcaldes y diputados.
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