MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Inseguridad, el mal persistente de México

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El Movimiento Antorchista Nacional, desde su nacimiento hace 51 años, sigue sosteniendo que la pobreza es un gigante que sólo puede ser eliminado por otro gigante: el pueblo unido y educado. Es un mal que lacera a millones de mexicanos y que sólo podrá ser erradicado por el mismo pueblo trabajador.

Felipe Calderón cerró su sexenio con 120 mil 463 homicidios; Enrique Peña Nieto con 156 mil 66, y Andrés Manuel López Obrador terminó con 199 mil 619.

Sin embargo, a pesar de que el gobierno federal se comprometió a acabar con este flagelo de la miseria y la desigualdad social, vemos que hoy día, después de siete años de la “4T”, los problemas se agudizan.

Persiste la escasez de los servicios básicos, vivienda y salud; mientras que la canasta básica está por los cielos y los salarios permanecen igual, es decir, salarios de hambre, porque no alcanzan para adquirir lo necesario para que las familias humildes puedan sobrellevar la difícil situación imperante y, lo más notable, la inseguridad, que no sólo persiste, sino que en muchos casos ha venido empeorando.

He de señalar, en honor a la verdad, que la situación no era buena antes de la 4T, pero la inseguridad se ha incrementado de forma alarmante. Felipe Calderón cerró su sexenio con 120 mil 463 homicidios; Enrique Peña Nieto con 156 mil 66, y Andrés Manuel López Obrador terminó con 199 mil 619. El temor a la inseguridad creció al 63 %, afectando a todos los sectores.

La inseguridad constituye uno de los grandes problemas de México. El reciente homicidio del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, es un ejemplo vivo de que la situación ha hecho crisis y tiene graves implicaciones: con este crimen se suman diez alcaldes víctimas de homicidio en lo que va de la administración de la mandataria, Claudia Sheinbaum Pardo.

Ante este gris panorama, se demuestra una sola cosa: que el actual gobierno sólo está beneficiando a la clase en el poder e intereses personales, mientras que el pueblo sufre las consecuencias de los desatinos por la pésima política económica y social.

Lo peor es que la mandataria, al estilo del expresidente López Obrador, se la pasa buscando culpables y echando la culpa al pasado, como lo hizo recientemente en su famosa “mañanera del pueblo”. No asume su responsabilidad por los altos índices de inseguridad que se viven en el país entero; entonces, queda claro que ni la “guerra contra el narcotráfico” ni la política de “abrazos, no balazos” han dado resultados.

¿Qué ha provocado esta política fallida? Movilizaciones masivas de la ciudadanía, como sucede en Uruapan, Ciudad de México, Culiacán y en los estados de Veracruz y Guerrero. En ese tenor, el Movimiento Antorchista exige al gobierno federal que respete la libre manifestación y garantice la seguridad de todos los mexicanos.

Sin duda, la crisis social que se está viviendo en el país exige un cambio social: un nuevo sistema que proteja los intereses de las mayorías, que les ofrezca seguridad, salarios justos, vivienda, acceso a la canasta básica, educación y salud.

Los mexicanos, como un gigante social, están invitados a despertar de su marasmo y disponerse a luchar codo a codo con nuestro movimiento para lograr un cambio de sistema: por uno que distribuya mejor las riquezas producidas con el sudor y sufrimiento del pueblo trabajador.

El pueblo sabe que sí es posible disminuir la pobreza y, desde luego, la inseguridad, pero debe participar decididamente en la toma de decisiones para lograrlo. 

Estamos próximos a conocer el Presupuesto de Egresos de la Federación 2026 y los mexicanos debemos luchar para que, en dicho presupuesto, se destinen los recursos necesarios para, si no abatir, sí disminuir la pobreza y la inseguridad en la que los ciudadanos de a pie vivimos día con día, porque, por si fuera poco, aparte de faltar muchos servicios en nuestros pueblos y comunidades, al salir a las calles estamos con el temor a ser asaltados, secuestrados o víctimas de homicidio.

Se debe garantizar lo mínimo indispensable que por derecho nos corresponde y, por supuesto, que haya mayor seguridad para la clase trabajadora, para que pueda transitar por las calles seguras sin ningún temor: sería lo justo. Sin duda, es un gran reto, pero es responsabilidad del gobierno, puesto que este mal es el pan de todos los días.

Por último, hago un llamado fraterno a los mexicanos: en estos tiempos difíciles es indispensable educarnos y organizarnos y quitarnos la venda de los ojos para exigir al unísono el derecho a una vida digna, justa y segura. El llamado a no vender nuestra conciencia y tomar decisiones en beneficio de nosotros y nuestros hijos.

Debemos caminar como un solo núcleo de hierro, con una misma visión ideológica y, sobre todo, en una misma dirección para desterrar al enemigo común: la pobreza. Se trata de un gran anhelo de todos los humildes de la patria. Conste.

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