La conmoción que ha generado la covid-19 en el mundo es verdaderamente alarmante; y es consecuente porque basta ver la estadística oficial proporcionada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) donde a la fecha se dice hay más de tres millones de infectados por el llamado "coronavirus" en el mundo.
En nuestro país las cosas no son muy diferentes. A pesar de ser uno de los países con menor número de infectados en el mundo (según cifras proporcionadas por la Secretaria de Salud), la perturbación social es perceptible entre los mexicanos, debido a que para "evitar" la aceleración de los contagios, a partir del 20 de marzo, se dictó una cuarentena "voluntaria", como medida de prevención, suspendiendo actividades comerciales, educativas y laborales.
De este modo, los mexicanos han permanecido confinados en la medida de sus posibilidades porque es bien conocido que el 56 por ciento de la población mexicana desarrolla su economía en el sector informal y, en consecuencia, no cuenta con ingresos fijos que le permitan sobrevivir al confinamiento en estos meses; se ven, pues, obligados a salir a trabajar, a comercializar su mercancía en los mercados, centrales de abasto, etc., poniendo en riesgo su salud, a cambio de obtener el sustento mínimo para él y su familia.
Por otro lado, la Secretaría de Educación Pública (SEP) en el transcurso de la semana, anunció su programa "Aprende en casa", que es la implementación de clases en línea para alumnos de educación básica y superior. Así, aparentemente la SEP "ataca un mal" pero se olvida del problema de fondo; ¿cómo pretende que jóvenes y niños de zonas marginadas tomen clases en línea si en su comunidad no hay, siquiera, señal telefónica, o peor aún, si no cuentan más que con su lápiz y libreta?
Es ante esta situación en la que me atrevo a decir que no se avizoran meses esperanzadores para nuestro país y en especial, para el extracto social más marginado; se avecina una crisis mayor si no se aplican verdaderas políticas sociales como un plan alimenticio para las personas más necesitadas, los insumos para médicos o la dotación de recursos para que jóvenes y niños puedan tomar sus clases, tal como lo está solicitando el Movimiento Antorchista Nacional; esto último, la exigencia que ha dirigido el antorchismo, ha hecho que a estas alturas, lejos de que los gobernantes atiendan las necesidades de sus ciudadanos, éstos se han encargado de satanizar la lucha y organización del pueblo mexicano, sumado a esto, el presidente de la república, sigue en la necedad de construir sus megaproyectos y deja de lado, el golpe que la crisis provocada por la covid-19, está dando en los hogares mexicanos; en resumen, nos queda solo una salida: la revocación de mandato en 2021.
El Gobierno federal encabezado por la 4T no está cumpliendo con el deber de otorgarle bienestar a sus gobernados y la única manera de hacerle frente es organizándonos y construyendo un frente común que nos permita ser escuchados ante un gobierno que ha aplicado una política de oídos sordos. ¡Súmate al Movimiento Antorchista Nacional y sé parte de la verdadera organización de los pobres!
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