Apenas han transcurrido ocho meses desde que Felipe Arvizu de la Luz comenzó su segundo mandato como presidente municipal de Ixtapaluca, pero la sensación generalizada entre los ciudadanos es que el gobierno ya está en su etapa final. No parece un inicio, parece un colapso.
La crisis de inseguridad no ha sido contenida ni mínimamente: en lo que va del año, se han registrado homicidios, asaltos, feminicidios y casos como el de Patricia Cruz Morales, vendedora de tamales asesinada en Cerro del Tejolote.
No se percibe un nuevo comienzo, sino un gobierno decadente. En los hechos, la administración de Arvizu está tan desgastada, tan vacía de resultados, tan consumida por la corrupción, que parece haber agotado ya todo lo que tenía para ofrecer… y eso que aún le faltan dos años de gobierno.
La realidad es que su primer trienio (2022-2024) fue un desastre: calles destrozadas, servicios públicos malos, nula obra social, inseguridad creciente y una ausencia absoluta de cercanía con el pueblo. Y aunque algunos creyeron que en su segundo mandato corregiría el rumbo, los hechos prueban todo lo contrario: no sólo no ha mejorado nada, sino que los problemas se han agravado.
La crisis de inseguridad no ha sido contenida ni mínimamente: en lo que va del año, se han registrado homicidios, asaltos, feminicidios y casos como el de Patricia Cruz Morales, vendedora de tamales asesinada el pasado 13 de julio en la colonia Cerro de El Tejolote, cuya muerte provocó una marcha por la paz… ignorada olímpicamente por el gobierno municipal.
Pero lo más indignante no es la inacción, sino la podredumbre interna. En julio comenzó a circular un video donde una directora del ayuntamiento, Nora Chávez, recibe fajos de billetes en lo que parece una evidente práctica de corrupción.
Ni una sola declaración oficial ha desmentido o aclarado el hecho, mucho menos se ha abierto una investigación. Lo único que ha hecho el alcalde es guardar silencio, como si nada hubiera pasado. Lo mismo ocurre con los trabajadores de limpia, quienes han denunciado cobros ilegales y “cuotas” para poder seguir trabajando, situación que hasta ahora sigue sin aclararse.
Además, todos fuimos testigos de que a pesar de que sus redes sociales oficiales y sus medios pagados publicaban fotografías en los que se veía a “cuadrillas” de OPDAPAS limpiando calles tras la inundación del 3 de agosto, en la que al menos unas 100 familias perdieron todo, lo cierto es que los comunicadores imparciales, así como los medios nacionales, incluyendo La Jornada, Azteca Noticias, Nmás, etcétera, informaron que la gente pasó más de 24 horas bajo el lodo y el agua negra en sus domicilios, y si se hizo la limpia no fue por las autoridades, sino por la propia unidad de los vecinos. Un caso indignante que pone de manifiesto la insensibilidad e irresponsabilidad del alcalde Felipe Arvizu.
Todo esto demuestra que el gobierno de Felipe Arvizu está políticamente agotado. No es una impresión, es un hecho que se refleja incluso en las encuestas más recientes, como la publicada por Rubrum, en la que el edil de Ixtapaluca aparece entre los tres alcaldes peor evaluados de todo México (la encuesta se aplicó a 103 municipios del país), con calificaciones reprobatorias en desempeño, cercanía con la gente y confianza ciudadana.
El desgaste no es casual. Se arrastra desde 2022, se profundizó con los errores y omisiones de su primer mandato y hoy, en el cuarto año de este grupo político en el poder, ya se ve con claridad: no hay rumbo, no hay resultados, no hay moral. En vez de corregir el camino, Arvizu ha elegido hundirse más y llevarse consigo al municipio.
Por eso, hoy debe decirse con todas sus letras: Felipe Arvizu y el grupo político que representa, junto con su sobrino Armando Corona Arvizu, no son una alternativa, son un verdadero problema para Ixtapaluca, un cáncer que debe ser extirpado.
El municipio no necesita otros dos años de lo mismo. Lo que necesita es sacudirse el yugo de este gobierno fallido y enviarlo al basurero de la historia, donde terminan quienes traicionan e ignoran flagrantemente al pueblo, quien finalmente debe aprender de sus errores cometidos.
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