6:30 de la mañana. Nuevamente, como todos los días, suena la rejilla del dren pluvial de la calle Mario Díaz. Lentamente transita un triciclo que lleva un enorme barril de pozol.
Arrastrando los pies y con una cara que refleja un cansancio muy profundo, va Lupita al frente dispuesta a enfrentar la vida, jalando con todas sus fuerzas, intentando ir lo más rápido que puede ya que el peso del triciclo en ocasiones vence sus escasas energías, sumado a que, como siempre, lleva un rebozo amarrado a la espalda, donde simpáticamente asoma la cabeza un tierno chiquillo; y bueno, no podían faltar sus pequeños, que, cual si fueran blancas mariposas, revolotean a su alrededor.
Vivimos en un mundo muy injusto, donde la riqueza nacional no se reparte equitativamente y la inmensa mayoría sólo tiene su fuerza de trabajo para alquilarse por ocho o más horas laborales.
La venta de pozol inicia desde las 7 de la mañana y termina aproximadamente a las 6 de la tarde. Sentada todo el día junto al barril de pozol, por la calle, la vida pasa como un huracán; sin embargo, ella, cual estoica escultura, soporta el sol y un aire muy caliente que, al correr del tiempo, forma surcos en su piel que hace rato dejó de representar a la primavera.
He de confesar que esta escena me recuerda una vieja canción de Joaquín Sabina: “…Por el bulevar de los sueños rotos, desconsolados van los devotos…”. Sí, esta escena es real, mi estimado lector. Sí, la vida pasa como un huracán dejando pedazos de sueños e ilusiones dispersados en el tiempo. Conozco (como dicen en Facebook).
Otro ejemplo más de desempleo disfrazado de “emprendedor”: mi vecino que cada semana abre su cochera para vender “n” número de antigüedades, libros, ropa, pedazos de refacciones, estufas viejas, vajillas despostilladas y, por si fuera poco, puso a la venta a su perrito, un cachorro que pretende venderlo como si fuera un “Mastín tibetano”.
Él, vestido con un antiguo traje gris, que intenta disfrazar sus múltiples estaciones del año, parece gritar lo que Sabina escribió “…Quién me ha robado el mes de abril, cómo pudo sucederme a mí, pero, quién me ha robado el mes de abril, lo guardaba en el cajón, donde guardo el corazón…”.
En fin, creo que los ejemplos de desempleo, en cada paso y en cada instante, se nos presentan por donde vayamos. La realidad es tan cruda que muchas veces se intenta disfrazar de la mejor manera.
Pero bien, analicemos por qué mucha gente se ve retratada en los anteriores ejemplos. Vayamos a los datos concretos. En el segundo trimestre de 2025, algunos medios y el Inegi confirmaron que Tabasco encabeza la lista nacional de desempleo.
Por su parte, Paraíso sin reservas publicó que “mientras el gobierno presume obras faraónicas, la realidad es que casi 50 mil tabasqueños buscan trabajo y no lo encuentran. La precariedad se agudiza con un 67% de informalidad laboral; la pregunta es clara: ¿hasta cuándo se seguirá ignorando la falta de oportunidades en nuestro estado?”.
Es muy lastimosa la situación del tabasqueño que, estando lleno de recursos naturales y algunos de ellos muy valiosos como el petróleo, enfrentemos cifras de desempleo tan terribles que indignarían al más insensible. Y si lo contrastamos con el gran escándalo nacional que, cual pus, ha brotado en las altas esferas de la política tabasqueña, una “barredora” que no sólo barrió con la poca seguridad que ansiaban todos los tabasqueños, sino que vino a destapar una serie de corruptelas relacionadas con el huachicol, donde se señala a muy altos políticos del Edén y, sobre todo, a familiares intocables del anterior presidente, que por millones de barriles robaban el gran tesoro de los mexicanos; esos que diariamente publicaban que este gobierno tenía prohibido mentir, robar y traicionar al pueblo.
Con sus acciones, diariamente confirman lo contrario; contratos de obras sin licitaciones, robo descarado de petróleo, líderes de la mafia que han sido parte del gobierno, para los que ni siquiera una orden de aprehensión se ha ejecutado, presumiendo incluso que son intocables.
Muchos políticos nacionales y estatales, por su parte, ahora oportunistamente se quieren desmarcar de los que llamaban “sus amigos” y gustaban de presumir en redes sociales, ensalzando sus buenas relaciones con el poder. Conclusión: tienen convertido a Tabasco en el gran laboratorio de la corrupción, en “La mafia del poder”.
Todo tabasqueño bien informado puede constatar los hechos arriba descritos con sólo consultar los medios de comunicación y los datos arrojados por el Inegi, por lo cual, aclaro, no me mueve un afán protagónico ni remotamente deseo un mal para mis compañeros, simplemente son datos duros, que todos deberíamos reflexionar, porque la realidad demuestra un estado con muchas riquezas, contrastando con un desempleo galopante que parece no tener fin, dando por resultado una profunda injusticia social.
Sí, amable lector, todo esto frente a nuestros propios ojos. Unos cuantos enriqueciéndose al por mayor, saqueando el petróleo que corre por las venas del suelo patrio, mientras la gran mayoría languidece en vida por no poder alcanzar un empleo digno y bien remunerado que le permita alimentar a su familia.
En nuestro estado hay hambre; muchas familias hacen dos comidas al día y párenle de contar. Más del 60 % de tabasqueños no tiene un empleo fijo, se disfrazan de emprendedores para intentar llevar un recurso a su casa. ¿Cuántos cientos de chicleros encontramos en las esquinas? ¿Cuántos menesterosos pidiendo limosna por las calles? ¿Cuántos limpiavidrios encontramos en cada semáforo? ¿Cuántos venden frutas en las banquetas? A donde quiera que caminamos se refleja la pobreza.
Como bien diría Pablo Neruda: “…Pobreza, me seguiste, por los cuarteles y los hospitales, por la paz y la guerra. Cuando enfermé tocaron a la puerta: no era el doctor, entraba otra vez la pobreza…”. Así es.
Vivimos en un mundo muy injusto, donde la riqueza nacional no se reparte equitativamente en bienes y servicios a la población, donde los medios de producción están concentrados en unas pocas manos, mientras la inmensa mayoría sólo tiene su “fuerza de trabajo” para alquilarse por ocho o más horas laborales, desgastando músculos, cerebro, corazón para, finalmente, recibir unos cuantos pesos que no les permite vivir como debería ser, sino sobrevivir en un mar de explotación que parece no tener fin, sino hasta que le arrancan el último suspiro de vida.
Probablemente este artículo sirva para, por lo menos, concientizar un poco al enorme ejército del proletariado mexicano, pero se requiere más que eso; se requiere pasar a los hechos, decidirse a organizarse y formar la vanguardia que haga frente a los que nos manipulan y explotan; reclamar nuestro derecho y poner en la vía del desarrollo a nuestra querida patria.
Organízate con el Movimiento Antorchista; juntos podemos resolver la injusticia social en la que viven millones de mexicanos.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario