Familias más pobres no pueden pagar renta, servicios o incluso de garantizar la comida diaria
Ciudad Juárez, Chih. Ciudad Juárez, históricamente dependiente de la maquila como motor de empleo, enfrenta hoy un panorama devastador: más de 64 mil 500 empleos se han perdido en el último año, y detrás de cada despido hay familias enteras que han visto desplomarse sus ingresos, su estabilidad y su capacidad de sobrevivir en una frontera ya marcada por la desigualdad.
Para miles de hogares juarenses, el salario de la maquila es el único sostén. Con la pérdida de trabajos, muchas familias de colonias periféricas como Anapra, Riberas del Bravo o Felipe Ángeles enfrentan la imposibilidad de pagar renta, servicios o incluso de garantizar la comida diaria.
Aunque algunos despidos han sido masivos, con hasta 300 trabajadores dejando la planta de un día para otro, lo más común son los llamados “despidos hormiga”, que cada semana expulsan a 20 o 30 empleados. Este goteo ha sido devastador porque prolonga la incertidumbre en los hogares: nadie sabe si será el siguiente en perder su fuente de ingresos.
“Antes alcanzaba apenas para pagar la luz, el gas y la comida, pero ahora ni para eso. Mi esposo ya tiene dos meses sin trabajo y no encontramos nada estable”, relató María López, vecina de Riberas del Bravo, donde más de la mitad de las familias dependen directamente de la maquila.
La pérdida masiva de empleos golpea con mayor dureza a los sectores más pobres, que no cuentan con ahorros ni con alternativas laborales; cerca del 40 % de los despedidos pertenecen a hogares que viven con menos de dos salarios mínimos, lo que significa que el desempleo inmediato los empuja a la pobreza extrema.
En muchos casos, los hijos de trabajadores maquiladores han tenido que abandonar la escuela para contribuir con trabajos informales en el comercio ambulante, recolección de desechos o pequeños oficios mal remunerados.
El efecto rebote también se siente en el comercio y los servicios. Tiendas de abarrotes, carnicerías y pequeños negocios de las colonias reportan caídas de hasta 30 % en sus ventas. La falta de circulante afecta a toda la cadena: menos consumo significa más negocios en riesgo de cerrar y, con ello, más desempleo.
“Es una espiral peligrosa: si la maquila se contrae, se contrae toda Juárez. Aquí el trabajador vive al día, y al dejar de percibir ingresos, deja de consumir. Es un golpe directo al barrio”, advirtió Marcelo Vázquez, delegado de la Anierm.
La maquila en Juárez se construyó bajo el modelo de mano de obra barata, pero hoy enfrenta presiones crecientes: aumento de costos, reformas laborales y un entorno internacional incierto. Muchas empresas recurren a la automatización, desplazando aún más a los trabajadores de bajo nivel educativo que históricamente llenaron las líneas de producción.
Mientras tanto, en los hogares de las colonias más empobrecidas, la crisis no se mide en estadísticas macroeconómicas, sino en la angustia de no saber qué habrá de comer mañana.
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