MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

“Agua potable”, un grave problema

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En San Pedro, Coahuila desde hace muchos años padecemos la falta del vital líquido. Diferentes alcaldes han pasado por la presidencia municipal, pero el problema sigue siendo el mismo: el agua no llega a nuestras casas. No solo la cabecera municipal sufre esta situación; también los ejidos que conforman el municipio, y me atrevo a decir que en la mayoría de ellos el agua escasea o, simplemente, no llega por la red desde hace años.

El problema es tan grave que muchas familias dependen del Sistema Municipal de Aguas y Saneamientos (SIMAS), el cual envía pipas cada quince días con suerte, aunque en algunos casos las pipas llegan solo una vez al mes. Lo más indignante es que solo reciben agua quienes están al corriente con su recibo, y apenas se les entregan 1,200 litros para todos esos días. Imagínese usted cómo puede una familia sobrevivir tanto tiempo con tan poca agua.

En algunas colonias la situación es apenas un poco mejor: a veces reciben agua por semana o cada quince días, pero el procedimiento es el mismo: sin recibo pagado, no hay agua. Esto ha provocado que muchas familias se nieguen a pagar un servicio que no reciben. ¿Cómo exigir el pago por algo que no llega? La mayoría de los días, los habitantes tienen que comprar agua de norias, lo cual representa un gasto adicional que golpea aún más el bolsillo de la gente trabajadora.

Pero hay comunidades donde ni siquiera eso es posible. El ejido Gavilanes, por ejemplo, ubicado en la parte alta del municipio, lleva años olvidado. Las autoridades siempre dan la misma respuesta: que está muy lejos o que pertenece administrativamente a Francisco I. Madero, municipio que tampoco les brinda el servicio ni por red ni en pipas. Gavilanes y otros ejidos apartados viven en un abandono total.

A lo largo de los años, los pobladores han solicitado el apoyo de los diferentes alcaldes de San Pedro, pero siempre escuchan la misma excusa: “no podemos mandar agua a ejidos que pagan su servicio en Francisco I. Madero”. Una respuesta que deja en claro la indiferencia con la que los gobiernos tratan a su propio pueblo.

Y entonces surgen las preguntas que todos nos hacemos:
¿Por qué en tiempos de campaña los candidatos sí visitan estas comunidades tan alejadas?
¿Por qué, antes de que llegue el candidato, llega la pipa repartiendo agua, aunque sea de noria?
¿Por qué en esos días el agua se regala, pero después se vuelve un lujo?
¿Por qué todos prometen resolver el problema, pero una vez que ganan, se olvidan de todo y de todos?

La respuesta es sencilla: los políticos buscan el poder, sin importarles la manera en que juegan con la necesidad del pueblo.

Por eso, los que verdaderamente padecemos la falta de agua debemos entender que solo organizándonos y luchando juntos podremos lograr un cambio real. No basta con quejarnos; hay que unirnos, levantar la voz y exigir soluciones.

La historia ha demostrado que Antorcha es la única organización que ha estado del lado del pueblo pobre y trabajador, que lucha sin descanso por resolver problemas como este. Porque el derecho al agua no debe ser un privilegio, sino una garantía para todos.

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