Noticia es la que se da a conocer en el municipio de San Quintín, donde reportan un total de 44 personas que han sido privadas de la vida de forma violenta en lo que va del año. Además, al menos trece cuerpos han sido localizados en dos fosas clandestinas, una de ellas en Bahía de los Ángeles, donde se encontraron ocho víctimas.
Aunque las estadísticas dicen que las cosas van bien, la realidad es otra: en esa parte que le llaman el sur profundo, hoy las familias viven no sólo sin agua, sino también con el temor de ser asaltadas, que les roben o que pierdan todo de la noche a la mañana.
Este es el primer año de la actual administración municipal, que ya superó el periodo más violento ocurrido bajo el Concejo Municipal Fundacional, cuando se contabilizaron 39 homicidios dolosos. La mayoría de los hechos violentos registrados este año se concentran en las delegaciones de Vicente Guerrero, Camalú, San Quintín y en Bahía de los Ángeles, ubicada en la zona sur profunda.
Esta situación deja varias dudas al descubierto, pues, a pesar de que el gobierno estatal haya señalado que en el estado se disminuyó la violencia, la realidad es otra: es esta realidad que viven miles de bajacalifornianos que día a día sufren algún delito, que les roban en sus casas o en la calle y que no tienen presente “la gran inversión que ha hecho el gobierno”.

San Quintín, el municipio que nace entre la pobreza, la desigualdad y la marginación social, hoy muestra números alarmantes en materia de seguridad, pues no solo no tienen servicios públicos, no tienen educación ni salud, sino que también sufren la violencia, esta que impera en todo el estado, en algunos municipios en menor medida y en otros, apuntalando los primeros lugares; cabe recordar que Tijuana estaba entre los tres primeros lugares a nivel mundial en ranking, pero hoy sale como nota roja San Quintín, mismo municipio gobernado por el mismo partido y por los mismos de siempre, Morena.
Aunque las estadísticas dicen que las cosas van bien, la realidad es otra: en esa parte que le llaman el sur profundo, hoy las familias viven no sólo sin agua, sino también con el temor de ser asaltadas y perder todo de la noche a la mañana; a menos de un mes de que concluya el primer año de gobierno, los delitos de alto impacto han aumentado, así como el hallazgo de fosas clandestinas donde autoridades y colectivos de búsqueda localizaron los trece cuerpos.

A ello se suma la falta de combustible para las unidades de la Dirección de Seguridad y Protección Ciudadana Municipal, lo que limita la operación y respuesta ante emergencias y hechos delictivos.
La violencia es sólo una muestra de la gran desigualdad que se vive en el estado, de que la pobreza, a pesar de los discursos oficialistas, sigue creciendo, tal vez no directamente en los bolsillos de las personas, pero sí en las oportunidades que tienen para desarrollarse, a tal grado que en este municipio, el más pobre del estado, no tienen acceso al agua potable.
Es increíble que, aunque tengan una red de tuberías, cuando existe el vital líquido, es agua salada o, en ocasiones, sólo dos o tres veces a la semana se les abastece.
Ahí donde dijo el expresidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, se le quedó el corazón, también se quedaron las esperanzas de una vida mejor, esa que prometió Morena y que a la fecha son sólo eso, promesas que no se han cumplido y que hoy la ciudadanía paga con la vida, es momento de actuar, de levantar la voz y exigir que se cumpla con lo que se dijo.
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