En nuestro país hay ejemplos de solidaridad entre los mexicanos, entre los ciudadanos que sufren las mismas penas ante peligros y desgracias que afectan siempre a los más pobres, sea de la índole que sea. Valgan tres de estos ejemplos para recordar que los mexicanos somos una nación solidaria, participativa y que se conmueve y actúa ante las desgracias y ante las injusticias.
Cuando el presidente de México, general Lázaro Cárdenas del Río, llevó acabo la expropiación petrolera, debido a las malas condiciones laborales que vivían los trabajadores a manos de las compañías extranjeras que explotaban el hidrocarburo mexicano y que se negaron a mejorarlas, el país entero se volcó en apoyo al presidente de la República, no solamente saliendo a las calles a manifestar su respaldo, sino aportando en especie lo que tenía para pagar la deuda que se contraería con las petroleras a causa del decreto expropiatorio, de esa manera se vio desfilar por palacio nacional, por el zócalo de la Ciudad de México a los ciudadanos, y sobre todo a los más pobres, llevando prendas, joyas, dinero y lo que podían donar para que el presidente liquidara la deuda con las compañías petroleras. Así de grandiosa es la voluntad y la participación de los mexicanos, el pueblo entero respaldó esta medida nacionalista porque se identificó con el actuar de su presidente, porque sabía que se estaban tomando medidas en beneficio del país.
Otro ejemplo de conmovedora solidaridad del pueblo mexicano lo encontramos en la terrible tragedia que sacudió a nuestro país el 19 de septiembre de 1985, cuando un terremoto de 8.1 grados sacudió a la Ciudad de México dejando a más de 20 mil muertos, miles de edificios y casas dañadas y miles de millones de pesos en daños materiales de toda índole, en esa ocasión también hay testimonio de la solidaridad y el apoyo que la ciudadanía brindo a los afectados y a las familias en desgracia, pudieron verse en esa ocasión a cientos de ciudadanos voluntarios trabajando largas horas, removiendo escombros, salvando vidas, implementando albergues, llevando alimentos, medicinas, ropa y todo lo que se necesitara para ayudar a los afectados por el sismo.
Exactamente 32 años después, el 19 de septiembre de 2017, nuevamente la tragedia se cayó sobre los habitantes de la ciudad de México cuando un sismo de 7.2 grados sacudió a la Ciudad de México y dejó un saldo de más de 300 fallecidos y cuantiosos daños materiales y, de nueva cuenta, también vimos la solidaridad y la ayuda humanitaria de los ciudadanos con sus compatriotas en desgracia, implementando ayuda, improvisando campamentos, llevando comida, ofreciendo sus casas para curar a los heridos y trabajando en el rescate de los heridos y los que fueron sepultados bajo los escombros. La solidaridad del pueblo con el pueblo no tiene fronteras, y en momentos de desgracia, no se ven diferencias entre los mexicanos más humildes.
Estas muestras de humanismo y solidaridad entre el pueblo mexicano vienen a colación por la desgracia de los habitantes de Tabasco. Al escribir estas líneas son ya más de 80 días que nuestros compatriotas sufrieron los estragos de las lluvias causadas por las inundaciones y por la negligencia gubernamental, comunidades completas fueron arrasadas e inundadas, las familias literalmente lo perdieron todo y a más de 80 días de la desgracia, sus casas permanecen bajo el agua, no cuentan con ayuda gubernamental, están sin comida, sin medicinas, sin empleo, sin techo y con el temor de nuevas inundaciones pues las lluvias persisten en forma de constante amenaza.
Paradójicamente, el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador -oriundo de Macuspana, Tabasco- y el gobierno de Morena, semanas antes, habían desaparecido el Fondo Nacional para Desastres Naturales (Fonden) dejando así en la indefensión a los más pobres de Tabasco; ante la terrible tragedia, el presidente de la república se limitó a recomendar a sus paisanos que buscaran refugio en los lugares altos; días después, sobrevoló los municipios dañados, pero no tuvo la gentileza de acercarse más a los pueblos inundados. Con esta acción quedó demostrado, una vez más, que a él no le importan los pobres.
Pero como en otras ocasiones y ante las desgracias de nuestros connacionales, la ayuda humanitaria, la solidaridad entre los pobres y el apoyo popular se han hecho presentes en Tabasco, enviando alimentos, medicinas, ropa, cobijas, enseres domésticos, zapatos y todo tipo de artículos que los pobres de otros estados han podido donar. Entre las agrupaciones que se han preocupado por ayudar a los damnificados de Tabasco destaca el apoyo brindado por el Movimiento Antorchista Nacional, pues ya ha enviado más de 200 toneladas de ayuda en alimentos, ropa, víveres y artículos de primera necesidad. Desde los primeros días de la tragedia, los antorchistas se dieron a la tarea de instalar centros de acopio y de movilizar a sus integrantes de todo el país a una gran colecta nacional para ayudar a sus hermanos en desgracia y como siempre fueron los más pobres quienes acudieron al llamado llevando arroz, frijol, azúcar, aceite, ropa, zapatos, medicinas, jitomate, entre otras tantas cosas más.
A través de todos los medios de comunicación de que se puede disponer, los antorchistas llamaron a ayudar a los tabasqueños en reuniones, asambleas por colonias y comunidades, entrevistas en la radio y la televisión, en las redes sociales se hizo la invitación para que la ciudadanía apoyara con lo que pudiera, una de las herramientas más eficaces que sirvieron para solicitar el apoyo a la población fue la campaña en Twitter, que con el HT #AntorchaAyudaATabasco, difundieron la noticia del apoyo que se necesita para la ciudadanía en desgracia.
Los hechos y la realidad han demostrado una vez más que el gobierno del país sigue estando en manos de los poderosos que desprecian la condición de los humildes, pues hoy como en el pasado a los más pobres se les deja en el olvido, en el abandono y a su suerte. Los tabasqueños han logrado sobrevivir gracias a la ayuda que sus hermanos de clase les han brindado y han aprendido que solo en ellos encontraran apoyo.
Por otro lado, es grato saber que la solidaridad despierta la conciencia del hombre y en el caso de Tabasco no es la excepción, pues través de los medios de comunicación nos hemos enterado que ya se ha puesto en marcha la formación de un comité ciudadano para iniciar las gestiones y recolección firmas y llevarlas a las autoridades estatales y federal para dar comienzo a las gestiones de un proyecto para la construcción de grandes obras de ingeniería hidráulica para evitar futuras inundaciones; sin duda ese comité ciudadano es un primer paso para comenzar a llamar a los tabasqueños a que se organicen y exijan sus derechos, pues la presente tragedia así lo demanda.
Desde ahora les decimos a los tabasqueños que su demanda es legítima y que vale la pena luchar por ella hasta triunfar, y les decimos más, les decimos desde ahorita que esa exigencia va a despertar a todas las furias de la reacción, y sobre los principales promotores van a llover calumnias de todo tipo, amenazas, persecuciones y todas las descalificaciones por parte de los que hoy desde el gobierno no mueven ni un dedo ante el sufrimiento del pueblo tabasqueño, pero también desde ahorita les decimos, sin ninguna duda, que encontraran apoyo en las capas más pobres del país para solidarizarse con ustedes y apoyarlos en sus gestiones.
Los hermanos de Tabasco deben estar seguros de que cuentan con la simpatía y el apoyo de los mexicanos humildes organizados en el Movimiento Antorchista Nacional, que ya sumamos millones y que estamos dispuestos a solidarizarnos en esta y en otras luchas, y sepan siempre que, aunque el mismo presidente de la republica sea de su mismo estado, mientras no pertenezca a la clase que ustedes pertenecen, que es a la de los más pobres, será siempre su enemigo de clase, y por tanto la lucha debe ser frontal, por lo pronto, los tabasqueños tienen la oportunidad de oro de demostrar si les dolió o no la tragedia actual votando en contra de Morena en las próximas elecciones para frenar su poder en el Congreso de la Unión, pues ahí se fraguó la desaparición del Fonden y, como consecuencia, la falta de apoyos en esta desgracia. La última palabra, como siempre, la tiene el pueblo de Tabasco y el pueblo de México.
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