El mundo se debate entre dos formas contrapuestas que tienen por centro la forma en ha de vivir y organizarse la sociedad contemporánea de los distintos países del orbe. O se someten, de grado o por la fuerza a un solo polo de poder global que de acuerdo a sus muy particulares intereses y necesidades seguirá dictando las reglas a todo mundo, así sea las más disparatadas e injustas o se decanta por el respeto mutuo entre las naciones y pueblos del mundo apegándose a las reglas del derecho internacional y procurando un desarrollo compartido.
El multilateralismo impulsado por Rusia, China, Irán, Corea del Norte, India, Brasil, Sudáfrica y muchos otros que se han ido incorporando, organizados como bloque en distintos foros, sobre todo de tipo económico, considera que los seres humanos merecemos vivir con arreglo a estándares de vida dignos en los que no se halle concentrada la riqueza de manera abusiva y escandalosa en unas cuantas manos sino que se reparta de manera más equitativa entre los seres humanos sean del color de piel que sean y vivan donde vivan.
Recientemente China realizó un desfile militar impresionante y muy significativo por donde se le vea, para conmemorar el 80 aniversario de la resistencia contra la invasión japonesa, y es totalmente cierto que el poderío militar y tecnológico exhibido por el ejército de la República Popular de China sorprendió al mundo que atónito contemplaba la superioridad armamentística, a pesar de la conspiración del silencio quiso hacer pasar inadvertido el acontecimiento en el occidente donde más del 99% de los medios de comunicación pertenecen a empresas transnacionales propiedad de las poderosas élites que lo acaparan todo en el mundo, formando un gran monopolio. Igualmente significativa resulta la certeza de que, tal exhibición y tal poderío no representa para nadie una amenaza, presente ni futura, sino más bien la garantía de la preservación de la paz en todo el orbe, al constituir una fortaleza en manos pacíficas y cooperativistas de una sociedad que por milenios lo ha demostrado. A tal grado, que en el 2012 un ex secretario de Estado norteamericano y connotado halcón imperialista Henry Kissinger, en una de sus últimas obras dejó constancia en el prefacio de su libro “China” lo siguiente: “Desde la primera visita que efectué a ese país, China se ha convertido en una superpotencia económica y en un importante factor en la configuración del orden político mundial…” … “Ha sido un camino complejo, pues ambas sociedades consideran que representan valores únicos. La excepcionalidad estadounidense es propagandista. Mantiene que este país tiene la obligación de difundir sus valores por todo el mundo. La excepcionalidad china es cultural. China no hace proselitismo; no reivindica que sus instituciones tengan validez fuera de China…” Y así es. China lo largo de su larga historia nunca ha invadido a agredido a otros pueblos, como sí lo ha hecho reiteradamente el imperialismo norteamericano sólo en la historia reciente.
Y es que en lo económico ya para el 2009 - 2011 estaba claro que el socialismo chino, como sistema económico y político, había demostrado ser muy superior a las “democracias” capitalistas occidentales. La economista italiana, Loretta Napoleoni, licenciada por Escuela Superior de Estudios Internacionales de la Universidad John Hopkins (Estados Unidos) que, según su currículum ha trabajado como consultora en Londres y como economista en el Fondo Monetario Internacional y además, entre otras cosas, ha sido consultora de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, señala en su libro Maonomics, del cual confiesa que estuvo persuadida un tiempo de titularle Triunfó Marx: Mientras China es la pura evidencia de que no ha sido Marx el expulsado de la historia… los chinos han logrado crear una forma de dictadura del proletariado que funciona y evoluciona. Y que garantiza el progreso y el bienestar mejor que otros sistemas, como los confirman los sorprendentes datos económicos, como son el aumento de la renta real media per cápita china y un crecimiento del 9% del PIB en 2009, al contrario que el de las democracias occidentales que seguían siendo negativos… La objeción a estos datos recurre a un razonamiento ideológico:” China es una dictadura…” “Se trata de una crítica obsoleta… también en el terreno de los derechos humanos China ha dado pasos de gigante en la trayectoria del respeto al individuo.” “Occidente por el contrario, parece ir en sentido contrario por un camino de hipocresía. Somos los incorruptibles valedores de la justicia internacional pese a que exportamos nuestras ideas políticas con los B52 (bombarderos estratégicos como los que atacaron a Irán reciente e injustificadamente. Nota mía) y hacemos a diario negocios con el crimen organizado, ¿Cómo definir la intervención armada en Irak, que, justificada a partir de informaciones falsas, ha causado millares de muertos? ¡O el empleo de la tortura…? Son hechos en clara contradicción con la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Convención de Ginebra…” “Mientras China avanza y mejora cada día, pero no es democrática según nuestros parámetros. Ése es el problema. Pues bien, esta valoración de “falta de libertad política de la población es fruto también de un equívoco conceptual”.
Eso se veía y decía hace más de una década, porque ya entonces no había duda ni para los capitostes e intelectuales del mundo capitalista, que China y su modelo de sociedad es muy superior en todos los órdenes, y no representaba entonces y ahora menos, viendo el asunto desprejuiciadamente, una amenaza para nadie; por lo que, los pobres del mundo deben sumarse, con entusiasmo y conocimiento de causa a la celebración del levantamiento de ese importante baluarte de la defensa de las libertades, y la libre determinación de los pueblos para asegurarse una vida mejor para los habitantes de las naciones y del mundo en su totalidad, a través de la organización del sur global, mejor conocido como un mundo multipolar de desarrollo compartido.
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