MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

REPORTAJE | Amozoc bajo el agua: colonias que se inundan y un gobierno ausente

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En Amozoc, cada temporada de lluvias representa un verdadero martirio para cientos de familias. Las calles se transforman en ríos, las casas en depósitos de agua y el patrimonio de la gente en pérdida tras pérdida. Lo que para algunos es simplemente “una fuerte lluvia”, para muchos habitantes se traduce en noches de desvelo, muebles arruinados, electrodomésticos inservibles y gastos que golpean con fuerza a quienes menos dinero tienen.

Cada lluvia es un tormento

Julieta Romero, vecina de la colonia antorchistas Clara Córdova, comenta con frustración y cansancio lo que significa vivir en un lugar donde cada aguacero trae consigo el temor de perderlo todo. “Cada vez que llueve fuerte, nuestra colonia se convierte en un lago. El agua entra a las casas, sube rápido y lo primero que tenemos que hacer es correr a salvar lo poco que tenemos: camas, ropa, papeles. Ya estamos acostumbrados a vivir con miedo de que se nos arruinen nuestras cosas, pero nunca debería ser normal”, comenta.

Julieta recuerda que el último aguacero le dañó el refrigerador y varias prendas que tenía guardadas en cajas. “No es justo, porque comprar de nuevo esas cosas significa gastar dinero que no tenemos. La mayoría aquí vivimos al día. Una inundación no solo afecta las casas, también afecta la economía de las familias”, agrega.

Las calles parecen ríos

En la colonia Las Cruces, la situación no es distinta. Máximo Hernández, habitante de la zona, explica que las lluvias transforman las calles en auténticos ríos, haciendo imposible la movilidad de las personas.

“Es un problema de todos los años y el gobierno municipal no hace nada. Las calles parecen ríos, uno no puede ni salir ni entrar, y si alguien se enferma o necesita ayuda, el traslado es un verdadero caos. Lo hemos denunciado muchas veces, pero parece que nuestras voces no valen nada”, afirma con molestia.

Máximo señala que no existe un plan de prevención por parte de las autoridades: “Lo peor es que sabemos que cada año pasa lo mismo. El gobierno no invierte en drenaje, en alcantarillas o en obras que eviten estas desgracias. Solo vienen a tomarse fotos cuando ya pasó la inundación, pero no ponen soluciones reales”.

Las inundaciones no solo representan incomodidad, sino una verdadera amenaza para el patrimonio de las familias. Los daños a muebles, electrodomésticos y viviendas significan gastos extras imposibles de cubrir para muchas familias trabajadoras.

Julieta explica que la reparación de los daños ha representado un gran golpe para su bolsillo: “Yo perdí un refrigerador y un ropero. Para comprar otro tengo que endeudarme. Eso no es vida, no debería ser un gasto que repitamos cada temporada de lluvias”.

Además, las condiciones de humedad dejan estragos en paredes, pisos y techos, afectando la estructura de las viviendas. “La humedad se queda, las casas se agrietan y luego el moho enferma a los niños. Todo eso se convierte en un círculo de problemas que nadie resuelve”, comenta Máximo.

El silencio del gobierno municipal

La molestia entre los colonos crece porque el gobierno municipal de Amozoc ha sido incapaz de atender el problema. Los vecinos denuncian que no existen planes preventivos, ni proyectos de obra para mejorar la infraestructura hidráulica.

“El presidente municipal nunca da la cara. Las inundaciones no se resuelven con discursos, se resuelven con trabajo. Hace falta un sistema de drenaje eficiente, desazolve de alcantarillas y una planeación seria, pero aquí no hay nada de eso”, sostiene Máximo Hernández.

Vecinos de ambas colonias coinciden en que la autoridad únicamente aparece después del desastre, cuando ya las familias han perdido parte de su patrimonio. “Nos traen despensas o nos dicen que tengamos paciencia, pero eso no resuelve nada. Queremos obras, no dádivas”, enfatiza Julieta.

Una realidad que golpea a los más pobres

Lo más grave es que estas afectaciones recaen sobre quienes menos tienen. Las familias trabajadoras, que viven de salarios bajos, son las que más sufren cuando el agua entra a sus casas. Comprar muebles o electrodomésticos no es fácil y perderlos en cuestión de horas representa un golpe que puede tardar meses o incluso años en recuperarse.

Además, la movilidad se convierte en otro problema: estudiantes que no pueden llegar a sus escuelas, trabajadores que llegan tarde o simplemente no pueden salir de sus colonias, y enfermos que no logran recibir atención médica a tiempo.

“Es vivir con miedo, porque uno nunca sabe si la lluvia va a ser fuerte y si al despertar tu casa estará inundada. No debería ser así, pero ya estamos resignados porque vemos que las autoridades no hacen nada”, lamenta Julieta.

Las voces de Julieta Romero y Máximo Hernández reflejan lo que viven cientos de familias en Amozoc cada temporada de lluvias: miedo, pérdidas materiales y abandono gubernamental. El problema es estructural, y no se resolverá sin un compromiso real de las autoridades para invertir en obras de infraestructura y prevención.

El llamado de los vecinos es claro: no quieren paliativos, quieren soluciones. Quieren calles seguras, drenajes eficientes y un municipio que no se convierta en un río cada vez que llueve. Mientras eso no ocurra, las lluvias seguirán siendo sinónimo de angustia y dolor para quienes habitan en colonias como Clara Córdova y Las Cruces. Un recordatorio de que la incapacidad de un gobierno puede transformar la naturaleza en un enemigo que arrasa con lo poco que tiene la gente.

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