MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Poesía para que los pueblos se sensibilicen y sean más humanos

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El Movimiento Antorchista, desde hace ya 51 años, ha considerado al arte como un arma de transformación para el individuo y su entorno, pues cuando al hombre se le enseña a ver el mundo a través de la belleza que comunican el arte en general y la poesía en particular, cuando se le induce a proyectar en su cabeza mejores condiciones de vida que contrasten con la inclemente realidad que lo rodea, en su pecho germinará el deseo de vivir mejor y eso lo impulsará a buscar por todos los medios mejorarla.

Las personas que declaman o hacen poesía desarrollan un amplio criterio ante los problemas que azotan a la sociedad: hay poesía escrita desde el siglo pasado que expresa problemas que siguen existiendo hasta nuestros días.

Hemos hecho de la poesía y la declamación una actividad primaria muy importante para los pueblos, porque, sin duda, la poesía nos sensibiliza para ser mejores seres humanos. 

Cuando leemos a los poetas a través de sus poesías o escuchamos a los declamadores, nos damos cuenta de que son seres elevados, cargados de una sensibilidad profunda, porque plasman su sentir sobre el amor, la naturaleza y el sufrimiento de los pueblos; los poetas sufren por los demás y, a través de sus poemas, transmiten esos sentimientos de una forma magistral; lo hacen de tal manera que logran transmitirnos, en sus bellos versos, para el deleite de nuestro espíritu, de nuestra conciencia y de todo nuestro ser.

Con la poesía buscamos que los niños, jóvenes y adultos tengan una vida más placentera; fomentamos en ellos la disciplina que conlleva cada área: la poesía, una de las disciplinas artísticas que requiere mucha dedicación y concentración para desarrollar la memorización, la comprensión y la expresión, para poder crear mentes libres, por ende más felices, llenas de espíritu y con ganas de seguir aprendiendo.

Las personas que declaman o hacen poesía desarrollan un amplio criterio ante los problemas que azotan a la sociedad: hay poesía escrita desde el siglo pasado que expresa problemas que siguen existiendo hasta nuestros días.

Por ejemplo, en nuestro país, un México lleno de violencia, inseguridad, pobreza e ignorancia. A propósito de esto último, leía una nota reciente en el diario El Universal que dice que ocho de cada diez alumnos del último grado de secundaria no mostraron tener un aprendizaje plenamente desarrollado con la última evaluación diagnóstica de la extinta Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Evaluación.

De acuerdo con la encuesta realizada durante el ciclo escolar 2024-2025, entre medio millón de estudiantes repartidos en más de mil escuelas, nueve de cada diez estudiantes presentaron deficiencias en el área de “Saberes y pensamiento científico”, que integra materias como matemáticas, ética, naturaleza y sociedades.

En el campo formativo de “Lenguaje”, los alumnos del tercer año de primaria fueron los peor evaluados, con un 13.3 % de nivel de aprendizaje plenamente desarrollado, mientras que en “Saberes y pensamiento científico” sólo el 18.95 % de este grupo demostró tener aprendizajes. En este mismo nivel, sólo el 17.29 % de los estudiantes mostró conocimientos sólidos en “Ética, naturaleza y sociedades”, mientras que en el área “De lo humano y lo comunitario” sólo 15.35 % demostró tener avances.

¿Qué tienen que ver estos datos con la poesía? Precisamente que hoy es más necesaria la poesía y las bellas artes para formar seres más íntegros, críticos; urge una sociedad que piense, que cuestione y que sienta, que sean capaces de ver los males de este país para combatir sus causas, como la injusta distribución de la riqueza.

Por último, felicito a todos los declamadores que participaron en la III Jornada Nacional de Declamación, que se realizó en todas las capitales del país para alentar al pueblo marginado en un espíritu de lucha y de superación.

Los declamadores rindieron homenaje a autores nacionales, y los morelenses a Luis G. Urbina, escritor mexicano (1864-1934), quien en su juventud colaboró con diversos diarios y revistas de la época, redactando artículos de crítica, tanto de teatro como de música, y también cultivó el género de la crónica, con aportes de un gran nivel literario.

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