MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Los mexicanos queremos paz: ¡alto a la inseguridad!

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De diciembre de 2018 a septiembre de 2024, se perdieron de forma violenta, en nuestro país, más de 200 mil vidas; 202 mil 366 asesinatos, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Seis años donde, a pesar de las promesas de que se acabaría con las muertes, éstas se incrementaron, principalmente por la inacción, la renuncia del gobierno a cumplir con dar seguridad a sus gobernados.

En este primer año de gobierno son ya 26 mil 127 homicidios dolosos y feminicidios, lo que equivale a 72 diarios. Es, pues, grave el problema, y más grave aún el que no se atisba solución posible.

El problema tan difícil de inseguridad y las correspondientes pérdidas de vidas humanas por violencia –si bien la nueva administración cambió la estrategia fallida, que llevó al país a semejante orfandad– reporta una disminución; lo cierto es que en este primer año de gobierno son ya 26 mil 127 homicidios dolosos y feminicidios, lo que equivale a 72 diarios.

Es, pues, grave el problema, y más grave aún el que no se atisba solución posible, ya que, en los últimos días, se presentaron los asesinatos, primero, del representante de los productores de limón de Apatzingán, Michoacán, y la región, Bernardo Bravo Martínez, cuando los había convocado a concentrarse para evitar que gente ajena al cultivo fijara el precio del cítrico. No llegó a la concentración, fue asesinado esa noche.

El presidente municipal de Uruapan, Michoacán, Carlos Alberto Manzo Rodríguez, que “no permitía más extorsiones en su municipio”, fue asesinado también en plena concentración de sus gobernados, por las festividades del “Día de Muertos”, que congrega a toda la población y en estos municipios a muchos turistas, por el colorido y tradición de las mismas.

Ambos asesinatos han originado un pronunciamiento mediático y la movilización no sólo de familiares y partidarios, sino de la sociedad en general, principalmente por la circunstancia en que se dieron. Es decir, en ambos casos, los pronunciamientos, los llamados, las acciones, fueron de conocimiento nacional; los tiempos transcurridos a los dos desenlaces se toman como escenarios donde las autoridades debieron actuar.

La inacción, el no generar respuesta a la situación drástica en ambos discursos, genera las reacciones vistas, sumando a ello, como decíamos, el hartazgo de quienes, afectados por agresiones, muertes y desapariciones, no encuentran quién los escuche y atienda en su nueva problemática, en su nueva necesidad.

Los muchos otros problemas de inseguridad a lo largo y ancho del país son los que dan a estos dos eventos el carácter de caja de resonancia. Veamos sólo algunos ejemplos.

• Robos de carga (tráiler): durante el segundo trimestre de 2025, se registraron aproximadamente 525 robos de carga en total, lo que equivale a un promedio de 40 o 44 robos por semana; el 33 % fueron robos con violencia contra los conductores.

• Robo en transporte público: se incrementó en Puebla el 50.5 %. En Ciudad de México, el 21 %. En San Luis Potosí se incrementó el robo a transeúntes. Todo esto incrementó la percepción de inseguridad urbana a 63 %. (Sesnsp).

Si buscamos la calificación de México respecto a otros países, con estos datos a nivel mundial, nos encontramos con que está entre los países más violentos del mundo. Eventos conflictivos, sexto lugar. Fatalidades, octavo lugar. Crimen organizado, tercer lugar (datos del Banco Mundial).

El índice de Paz Global, que es de 2 mil 778, sitúa a México en el ranking número 138, el cual se ha venido incrementando año tras año (Economía, BM). Es importante conocer el dato, pues el mismo es resultado de los eventos señalados antes, mostrando una realidad que está presente y no debemos desestimar.

Para resolver un problema, debemos conocerlo y conocer las causas profundas del mismo, asegura el 50 % de su solución. El otro 50 % se basa en implementar lo necesario para atacar las causas, aunque estas exigen determinación férrea de quienes cuentan con los instrumentos y políticas para incidir en las soluciones.

Por las expresiones de inconformidad, las movilizaciones resultado ya de una situación inadmisible, vemos y podemos decir que el descontento es o empieza a ser generalizado, esto es: el pueblo necesita paz, seguridad, tranquilidad para poder vivir su vida diaria.

Es importante para ello actuar, y actuar con energía y resolución. Modificar con valentía acciones que están dejando inerme a la población ante la delincuencia desbordada, si, como dicen, interesa el bienestar del pueblo trabajador.

Pero es también importante, y aún más importante, el aprendizaje del pueblo trabajador y su resolución a organizarse, única solución capaz de llevarlo, no sólo a preservar la vida, sino a preservar la iniciativa que lo lleve a hacerse del gobierno de la patria y pueda enrumbar su desarrollo, logrando la paz necesaria para poder trabajar.

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