En el Centro Histórico de Puebla se ha generado una tensión que amenaza con romper la tranquilidad de miles de familias que dependen del comercio informal.
La preocupación de los comerciantes tiene lógica: la 28 de Octubre es bien conocida por los poblanos por sus métodos violentos para imponer su ley.
Las organizaciones de comerciantes informales —entre ellas los antorchistas— han denunciado públicamente las amenazas de que la Unión Popular de Vendedores Ambulantes (UPVA) 28 de Octubre pretende ingresar por la fuerza y con violencia a esa zona de trabajo, presionando a los comerciantes para obligarlos a sumarse a sus filas, con la amenaza de despojar y golpear a quienes se nieguen, de manera que puedan hacerse del cobro de piso y del negocio completo de la venta de mercancías legales e ilegales.
La preocupación del comercio tiene lógica. La 28 de Octubre es bien conocida por los poblanos por sus métodos violentos para imponer su ley.
Los antorchistas, por ejemplo, recordamos muy bien los problemas que generaron en el Mercado Amalucan, en el transporte público en la zona de la capital y de Angelópolis y lo más reciente que fue la golpiza a los comerciantes en el Hospital de Traumatología y Ortopedia, en donde sus grupos de choque golpearon, amedrentaron y desplazaron a quienes no se someten. Hoy, con su intento de entrar al primer cuadro de la ciudad, el riesgo es que esas prácticas se repitan.
El ingreso de la 28 de Octubre al primer cuadro de la ciudad sólo generará enfrentamientos entre comerciantes. Antorcha no quiere que eso suceda. Las demás organizaciones tampoco.
Por eso, frente a esta amenaza, los comerciantes de diferentes organizaciones del Centro Histórico han decidido unirse y levantar la voz y hacer un llamado público: exigimos, respetuosamente, que el gobierno municipal de la capital, que encabeza José Chedraui Budib, y el Gobierno estatal, que encabeza Alejandro Armenta Mier, detengan los intentos de la 28 de Octubre para entrar al comercio informal del primer cuadro de la ciudad. Es la única salida que hay para evitar un problema más grande.
De acuerdo con la Secretaría de Gobernación Municipal de Puebla (Segom), en el Centro Histórico laboran alrededor de 830 vendedores ambulantes, pertenecientes a más de 22 agrupaciones distintas.
Por su parte, datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) muestran que en Puebla, entre el segundo y tercer trimestre de 2023, el número de personas dedicadas al comercio informal creció un 4 %, al pasar de 985 mil 499 a un millón 27 mil 848.
Además, una investigación publicada por el diario El Popular, el 19 de mayo de 2021, reveló que Puebla llegó a tener hasta 115 mil vendedores ambulantes al cierre del primer trimestre de 2020, con base en registros del propio Inegi. Estas cifras evidencian que no se trata de un fenómeno coyuntural, sino de un problema estructural ligado a la pobreza y la falta de empleos formales bien remunerados.
Insistimos. La petición del comercio es clara y legítima: el gobierno municipal y el Gobierno estatal deben intervenir para garantizar la paz, el orden y la seguridad. Los comerciantes informales del Centro Histórico no buscamos pleitos, queremos trabajar en paz, llevar el sustento a nuestras familias y contribuir al dinamismo económico de la ciudad.
En agosto de 2025, una balacera en inmediaciones del Estadio Cuauhtémoc entre comerciantes de la 28 de Octubre y la agrupación Doroteo Arango dejó como saldo la muerte de una mujer y un joven gravemente herido. La noticia conmocionó a la ciudad y puso en evidencia la manera en que estas disputas, lejos de resolverse con diálogo, desembocan en sucesos violentos.
Tras este episodio, la propia Secretaría de Gobernación estatal reconoció públicamente que la UPVA 28 de Octubre había incumplido los acuerdos firmados para mantener la paz.
Los comerciantes quieren trabajar sin miedo a ser despojados, golpeados o asesinados por defender un espacio de trabajo. La violencia en el comercio popular es reflejo de un sistema que margina a miles, pero la solución no puede ser permitir que un grupo imponga su ley a garrotazos y balazos.
La solución está en la organización de los comerciantes honrados, en la intervención efectiva de las autoridades y en la construcción de alternativas para quienes dependen de la venta en la vía pública.
Por eso, la exigencia de los comerciantes de todas las organizaciones del Centro Histórico es una: paz para trabajar y alto total a la violencia de la 28 de Octubre.
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