No existe mejor instrumento para la palabra hablada que la poesía; así lo demuestran los hechos y se los demostraré a lo largo de este artículo. La poesía es la manera en que expresamos las vivencias diarias, de tal suerte que el poeta plasma un hecho a través de la poesía y será el declamador el responsable de darle vida a través de la voz y de los ademanes con que la acompañe.
La poesía la encontramos en todos los momentos de nuestra vida, desde un amanecer donde el trinar de los pájaros acompaña la salida del sol, o bien, donde el azulado cielo del mediodía invita a interpretar las figuras que se forman en las nubes y, qué decir de las tardes de otoño, donde los dorados rayos del sol que atraviesan la ventana del estudio interrumpen la lectura de un libro para ver cómo termina un día más, mientras el ambiente se impregna del olor a café que hierve en la hornilla de la cocina y que anuncia que el día está por finalizar.
No hay charla, reunión, conferencia o festival donde, entre las actividades culturales, no se declame poesía; para nosotros ya es un evento cotidiano al que le dedicamos tiempo y preparación.
La poesía aparece en la cara de un padre cuando su hijo le dice por vez primera “papá”; también en la sonrisa del niño que recibe su tan esperada moneda el día domingo y que habrá de cambiar a la mayor brevedad posible por dulces y golosinas. Y, sin duda, la poesía se hace presente en el rostro de la amada satisfecha.
Joseph Joubert, el pensador que alguna vez dijo “Enseñar es aprender dos veces, aunque podrían ser mil veces”, escribió que “Muchos van hacia la verdad por los caminos de la poesía”. Yo agrego que muchos llegamos a la poesía por los caminos de la verdad, y eso hace que todos, de manera ineludible e inevitable, nos encontremos con la poesía tarde o temprano; en algún punto de nuestra existencia tenemos una cita con ella y, para nuestro bien, entre más pronto, mejor.

En un artículo anterior escribí sobre el surgimiento y los tipos de poesía que conocemos, también de sus orígenes y sus clasificaciones, así como de los autores más renombrados, etcétera; así que no me detendré en ello.
Lo que sí haré es demostrar que, aunque no queramos, todos somos partícipes y protagonistas de actos poéticos, y para eso sólo basta con arrullar a un bebé entonando una canción de cuna, o las niñas saltando la cuerda mientras cantan las hazañas de Mambrú (el que se fue a la guerra); y qué decir del joven enamorado que llega hasta el balcón de su amada a interpretar canciones de amor.

Sí, casi todas las canciones son poesías musicalizadas, desde la canción “Ella” de don José Alfredo Jiménez, o “Caminos de Guanajuato” del mismo autor, pasando por las mismísimas “Mañanitas” que te cantan el día de tu cumpleaños. O “Vereda Tropical” de Gonzalo Curiel, o cualquiera de nuestro “Divo” Juan Gabriel. Sin dejar de mencionar “Cantares” de Antonio Machado, o el “Niño Yuntero” de Miguel Hernández, musicalizados y cantados por Joan Manuel Serrat.
Y así, podría escribir decenas de hojas llenas de canciones que en su origen fueron poesías. (Dejo a un lado y no considero algunos géneros musicales y a algunos autores como creadores de poesía; sólo mencionaré a uno a modo de ejemplo: Bad Bunny).

Como pueden ver, la poesía tiene una presencia diaria y constante en nuestra vida; es por ello que debemos reconocerla, estudiarla y practicarla.
El Movimiento Antorchista tiene como Secretario General y líder indiscutible a un férreo defensor de la cultura, el Ingeniero Aquiles Córdova Morán, quien promueve la poesía, su enseñanza y su práctica constante. Nos pone el ejemplo creando poesía y declamando las más hermosas poesías conocidas. No hay charla, reunión, conferencia o festival donde, entre las actividades culturales, no se declame poesía; para nosotros ya es un evento cotidiano al que le dedicamos tiempo y preparación.

El próximo día 9 de noviembre, habremos de tener nuestra III Jornada Regional de Declamación y lo haremos al unísono, los estados de Yucatán, Campeche, Chiapas, Tabasco y Quintana Roo (nosotros empezaremos a las doce del mediodía), y serán transmitidas por los canales que cada estatal designe.
Participarán todos los que así lo deseen; no tiene costo alguno y la única condición es que el autor haya nacido en la zona sureste del país. Niños desde cinco años hasta hombres de más de 65 pasarán a declamar las poesías que hayan elegido para dicho evento. Ese día declamaré una poesía inédita de mi autoría. Están todos cordialmente invitados.
Y recuerda que la próxima vez que entones, orgulloso y de manera patriótica, el himno nacional, estarás repitiendo una de las poesías más hermosas, sólo que musicalizada.
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