Ante la pandemia actual del coronavirus, la indicación resulta ya no sólo clara y lógica, sino también muy necesaria: ¡quédate en tu casa! Los datos oficiales - y también los no oficiales -, ya no dejan lugar a dudas: los contagiados por coronavirus son muchos más de los que se tiene conocimiento confirmado. El doctor Hugo López-Gatell Ramírez, Subsecretario de Prevención de la Salud del gobierno federal, informó el 8 de abril, a los medios, que conforme a estimaciones científicas hechas con base en el "método centinela" de vigilancia epidemiológica, realizadas por el gobierno federal, la cifra de mexicanos contagiados por el virus Covid-19, asciende a más de 26 mil 519 personas, es decir, ocho veces más que los 3 mil 181 casos de contagio que hasta el día de ayer venían informando. ¿Por qué o para qué mentirle a los mexicanos? No hay duda, con el gobierno de AMLO vamos de mal en peor. El subsecretario dijo que cada caso no confirmado representa a 12 más que tendrían coronavirus, pero que son personas que no fueron a consulta, que no presentaban síntomas o que su médico no identificó los signos de la enfermedad. "Nosotros reconocemos explícitamente que tenemos 26 mil. En cualquier otro país que tengan solamente los casos observados, también habrá qué corregir y multiplicar por un número parecido al de México, 10 o12 casos no observados por cada uno" (El Financiero, 08/04/2020) Una verdadera tragedia para los mexicanos, - lo digo yo -.
Si tan sólo concedemos un grado mínimo de sinceridad en estas declaraciones del gobierno federal, y hacemos caso y multiplicamos por 12 los confirmados en el estado de Colima, resultaría que en realidad tenemos 84 enfermos de coronavirus y 264 casos sospechosos en el estado, y no los siete confirmados y 22 sospechosos que informó el gobierno del estado el día de ayer. Y pregunto otra vez: ¿por qué el gobierno le miente tanto así a los colimenses?, ¿no será esta, entre muchas otras, la razón de que muchos colimenses, que pudiendo hacerlo, no se queden haciendo cuarentena en sus casas?
Pero como ya dije, ahora quedarse en casa resulta vital. La vivienda y la alimentación segura resultan ser, ya no sólo el símbolo histórico del hogar, del bienestar y la seguridad familiar, ahora, ante el coronavirus, es, sin caer en exageraciones vacuas, el símbolo mismo de la vida. Pero, como entiendo bien que lo deseable, no siempre es lo indefectible, es decir, lo necesariamente posible, pienso que los gobiernos que hacen el llamado a reclusión domiciliaria en general, cometen un grave e injusto error, queriendo tratar ahora como iguales a los que siempre trataron como diferentes. ¿Cómo tratan los gobiernos de recluir en sus viviendas, a los que nunca pudieron - o nunca quisieron -, dotar de vivienda? Pero, además, suponiendo que tengan vivienda, ¿cómo vivirán si nunca les garantizaron el empleo bien pagado ni los medios suficientes para el mínimo de su alimentación? Cuánta incongruencia hay en nuestros gobiernos.
Pero como no quiero pecar de injusto acerca del proceder del gobierno de Colima, quiero decir aquí que, cuando menos en cuanto al problema de la falta de vivienda en el estado, el Gobernador y sus Secretarios, casi desde que asumieron su mandato, tuvieron siempre pleno conocimiento del problema, al menos así lo atestigua el documento publicado el día 22 de abril del año 2017, en la página dos de la edición número 26 del Diario Oficial del Estado, titulado "Programa Especial de Vivienda 2016-2021". Según este documento, para el año 2016, el gobierno ya tenía totalmente contabilizadas las 205 mil 243 viviendas particulares habitadas que había en todo el estado, y por eso sabía que, de ellas, 67 mil 550, es decir, el 33 por ciento, eran viviendas con un sólo dormitorio, construidas con materiales de deshecho o en deterioro, y con un alto grado de hacinamiento, y que Manzanillo, Colima y Villa de álvarez, eran los municipios con el mayor número de viviendas de este tipo.

Pero más importante aún, es que, entre otros datos, el documento del Gobierno reconocía también desde entonces, que en el estado había ya 77 mil 560 viviendas, cuyos moradores las habitaban pagando renta o las poseían en préstamo, lo que significaría, si tomamos en cuenta que el promedio de ocupación por vivienda era de 3.5 habitantes por cada una, que las personas sin vivienda serían ya para entonces 271 mil 460 colimenses, es decir, el 38 por ciento de la población total del estado de esas fechas. Pregunta: ¿Tomó en cuenta estos, es decir, sus datos, el gobierno para implementar las medidas de contingencia sanitaria que exigen reclusión domiciliaria para todos?, ¿bastará decir a estas más de 77 mil familias "¡quédate en tu casa!", para que sin más se encierren a piedra y lodo? Sinceramente yo no lo creo.
Pero, además, ¿qué comerán todas las familias más pobres, mientras dura la cuarentena sanitaria? No hace mucho, tuve la oportunidad de contactar a la titular de la Secretaría del Desarrollo Social del Estado SEDESCOL, y preguntar por los programas de Atención alimentaria, implementados en otras fechas por el gobierno para las familias más pobres. Para empezar, digo, que como siempre, la Secretaria argumentó lo que todos ya sabemos, es decir, la falta de recursos económicos para poder responder a la necesidad creciente generada por la pandemia; en segundo lugar, dijo, que de lo poco que sí tienen, lo darán, luego de llenar toda una serie de formularios telefónicos, pero sólo darán despensas ahí donde no otorgue apoyos el gobierno federal, acción que siguen esperando. En pocas palabras, nada para los más pobres.
Pero conforme a los datos que ya he dado, sostengo que no durará mucho tiempo la paciencia de los pobres. O el gobierno del Estado entrega pronto despensas y atiende el pago de renta, luz, agua y deudas de la gente, o las familias seguirán en las calles buscando su sustento, aunque tengan que enfrentar para eso al mismísimo coronavirus en persona, y entonces el contagio generalizado será ya inminente. Y que conste, que, conforme a la historia, en momentos como estos al pueblo pobre ya no se le va a contener con buenos discursos ni con medidas filantrópicas. Por eso creo que llegó la hora de los hechos. Veremos entonces, a qué intereses económicos sirven los gobiernos que elegimos. ¡Atentos mexicanos! Hagamos un frente único para enfrentar la pobreza y sus pandemias.
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