MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El arte y la actual lucha de los pueblos

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Varios eventos internacionales, nacionales y locales tocan a nuestra puerta, la del pueblo simple y llano como usted y como yo, de tal modo que no verlos o no hacer caso de ellos tiene repercusiones, querámoslo o no, en sentido positivo o negativo.

El arte, además, tiene un origen popular. Todas las artes fueron, en sus inicios, creaciones colectivas en las que participaban las grandes masas populares. Son creación del pueblo, de los pueblos.

El mundo se transforma ante nuestros ojos, y todo el mundo toma partido en uno u otro sentido: o se adhiere a quienes pretenden mantener lo viejo y caduco, o se alinea con los que luchan por el alumbramiento de una sociedad nueva, desarrollada y mejor, con un progreso compartido por todo el género humano, independientemente del lugar donde haya nacido o del color de piel de cada uno.

Todo el género humano tuvo un origen común, todos partimos del mismo punto y todas las razas de hombres pertenecen al homo sapiens, género que se dividió en razas ya muy avanzada la historia, derivadas de las características del medio en el que tuvieron que habitar, el cual les impregnó características especiales para adaptarse al ambiente concreto; por lo tanto, ese rollo de razas superiores e inferiores producto de la mezcla del homo sapiens con otras especies de calidad inferior no es más que un invento dizque científico de los poderosos económicamente para justificar el ansia de dominio y supremacía de unos cuantos sobre el resto del orbe.

El arte, una de las manifestaciones de la cultura, es común también a todas las razas y a todos los pueblos de la tierra. Surgió desde los albores de la sociedad como forma de relacionarse con el medio y, posteriormente, con las “divinidades” para hacerlas propicias, y con sus semejantes. 

El arte, naturalista e imitativo en sus inicios, al desarrollarse el ser humano y, con él, su organización social, se hizo simbólico. Al desarrollarse el intelecto del hombre y crearse los conceptos, y al hacerse consciente de su mundo interior, el hombre buscó el camino mediante el cual expresar el mundo de sensaciones, percepciones y sentimientos personales a sus semejantes, para lo cual creó el arte. Este, a diferencia de la filosofía y las ciencias, va de lo abstracto (encerrado en el individuo) a lo concreto (visible para los demás), es decir, de lo que siente y piensa en su interior a darle un ropaje externo para hacerlo visible y tangible a sus semejantes. No de lo concreto a lo abstracto como lo hace el científico o el filósofo, que busca en la multiplicidad lo que hace a los fenómenos regulares e iguales entre sí, para hacer abstracción y formarse un modelo en su cabeza en el cual operan las regularidades presupuestas, para llevarlas de nueva cuenta a la práctica y comprobar su veracidad. El arte, pues, a la inversa de las ciencias y de la filosofía, va de lo abstracto a lo concreto; es el camino para hacer apreciable el mundo interior del artista por sus semejantes.

El arte, además, tiene un origen popular. Todas las artes fueron, en sus inicios, creaciones colectivas en las que participaban las grandes masas populares. Son creación del pueblo, de los pueblos, y, como la cultura, son consustanciales a ellos.

Tal como sucedió con los medios de producción de bienes materiales, también les fueron arrebatados y concentrados en pocas manos, para goce, disfrute y aprovechamiento de unos cuantos ricachones, mientras que ahora, al pueblo se le entretiene con basura y desechos, con espectáculos de malísima calidad que de arte nada tienen, pero que sirven para descomponer y atrofiar la sensibilidad e inteligencia de la humanidad.

Es necesario e importante recordar todo esto porque no hace mucho que la cultura rusa y su arte fueron víctimas de la pretensión imperialista de ser aisladas, despreciadas y destruidas, como antesala y preludio de una agresión mayor y más directa. Intentona que, afortunadamente, no tuvo éxito, para bien de la humanidad.

Pero, sobre todo, porque en estos días se está celebrando el Segundo Festival de Folclore “Las Culturas del Mundo”, en el que participan destacadamente, como dignos representantes de México, los Grupos Nacionales del Movimiento Antorchista Nacional, no sólo en su afán de hermanar a los pueblos a través de la cultura, subrayando el destino común de la especie humana que está siendo amenazada por las ansias imperiales de dominar al mundo —ahora por la vía de la guerra contra toda nación que busque un desarrollo independiente—, sino, además, perseverando en su empeño de que el pueblo recupere lo que es suyo de origen, lo que le permitirá, si lo logra, vivir una vida más plena y digna de ser vivida: la cultura y el arte, que es herencia común de los humanos, como dijera Schiller.

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