La nueva regulación sobre este elemento ha visibilizado una amenaza ignorada durante años en el estado, donde la sobreexplotación de pozos y la falta de información agravan la crisis de salud pública
Aguascalientes, uno de los estados más dinámicos y prósperos de México, enfrenta una grave crisis que amenaza la salud de su población y la estabilidad de su desarrollo. La nueva Norma Oficial Mexicana 127, que establece límites más estrictos para la presencia de arsénico en el agua potable, ha dejado al descubierto la magnitud del problema.
La extracción excesiva de agua de los acuíferos ha alterado el equilibrio natural, permitiendo que sustancias como el arsénico se filtren en las aguas subterráneas.
Se estima que casi la mitad de los pozos en el estado no cumplirán con estos nuevos estándares, lo que pone en riesgo a cientos de miles de personas que dependen de esta fuente vital. Ante esta situación, el gobierno del estado ha propuesto una inversión de 8 mil millones de pesos a través del proyecto “Agua Segura”, con el objetivo de reducir los niveles de arsénico y garantizar el suministro de agua potable de calidad a la población.
Sin embargo, el desafío es mucho más complejo de lo que podría parecer a simple vista, y las causas y consecuencias de la sobreexplotación de los acuíferos y la contaminación por arsénico requieren una reflexión profunda.
El desafío del arsénico Aguascalientes
El arsénico es un elemento químico que se encuentra de forma natural en la corteza terrestre. Aunque se ha utilizado a lo largo de la historia en diversas aplicaciones industriales, su peligrosidad radica en la alta toxicidad que posee, incluso en bajas concentraciones.
La exposición prolongada a este elemento a través del agua potable ha sido vinculada con serias afecciones de salud, incluyendo cáncer, problemas cardiovasculares y daño a órganos internos como los riñones y el hígado.
En el caso de Aguascalientes, los estudios realizados por el Instituto Tecnológico de Aguascalientes revelaron que más del 60 % de los pozos de agua en la entidad superan los límites establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en cuanto a la concentración de arsénico.
Esta contaminación no sólo afecta la salud de los habitantes, sino que también tiene implicaciones económicas profundas, ya que podría afectar el valor de las propiedades y disminuir la calidad de vida en la región.
Según Jesús Vallín Contreras, director del Modelo Integral de Aguas de Aguascalientes, para el año 2025, el gobierno estatal tendrá que cerrar 45 pozos de agua debido a su alto contenido en arsénico. Esta medida es una respuesta directa a la crisis sanitaria que se está gestando, pero también plantea serias interrogantes sobre la capacidad de la infraestructura hidráulica del estado para cubrir las necesidades de la población.
La crisis de agua con arsénico no es sólo un asunto técnico; es una realidad diaria que afecta a miles de personas. Algunos habitantes de la región han compartido sus historias sobre cómo enfrentan la escasez de agua potable y los riesgos para su salud.
María del Carmen Hernández, residente de una colonia rural en el norte de Aguascalientes, comenta:
“Llevamos años tomando el agua que sale de los pozos, pero nunca nos dijeron que tenía arsénico. A veces, la piel se me pone rara, y mis hijos tienen constantes problemas estomacales. Sabemos que algo no está bien, pero no hay muchas opciones. El agua no llega a tiempo, y cuando lo hace, ni siquiera sabemos si está limpia”. María, al igual que muchos, se enfrenta al riesgo constante sin acceso a información adecuada.
Por otro lado, Julio César Ramírez, un hombre de 60 años que vive en una zona urbana de la ciudad capital, relata:
“Mi vecino murió de cáncer de piel hace unos meses, y no puedo evitar pensar que el agua que tomábamos juntos, llena de arsénico, tuvo algo que ver. A veces, siento que me duele el pecho, y mis médicos dicen que podría ser por la exposición continua, pero no estoy seguro”. Casos como el de Julio César son cada vez más comunes en la región.
Los efectos del arsénico en la salud
Los efectos del arsénico en la salud humana son bien documentados y pueden ser devastadores. La exposición prolongada a este elemento químico está asociada a una serie de enfermedades graves. Entre los principales problemas de salud relacionados con el arsénico se incluyen:
Cáncer: el arsénico es un carcinógeno conocido, lo que significa que la exposición prolongada a sus concentraciones puede aumentar significativamente el riesgo de desarrollar cáncer, particularmente en la piel, los pulmones, la vejiga y el hígado.
Enfermedades cardiovasculares: el arsénico ha sido vinculado a trastornos cardiovasculares, como hipertensión, ataques cardíacos y problemas circulatorios.
Problemas respiratorios: la inhalación de partículas de arsénico, especialmente a través de la quema de combustibles fósiles y actividades industriales, puede causar enfermedades pulmonares crónicas.
Efectos en la piel: la exposición al arsénico en el agua potable puede provocar manchas oscuras, engrosamiento de la piel y, en casos más graves, cáncer de piel.
Daño a órganos internos: el arsénico puede afectar varios órganos internos, especialmente el hígado, los riñones y el sistema nervioso central, lo que lleva a una disminución de su funcionamiento y puede ser fatal si no se trata adecuadamente.
La exposición al arsénico se produce principalmente a través del agua potable contaminada. Sin embargo, también se puede ingerir a través de ciertos alimentos, como mariscos y arroz, y en menor medida por la inhalación del aire contaminado en zonas industriales.
El contacto directo con el suelo o el agua contaminada puede hacer que el arsénico sea absorbido a través de la piel, lo que añade otra vía de exposición.
La sobreexplotación de los acuíferos
El problema del arsénico en Aguascalientes no es una cuestión aislada. La sobreexplotación de los acuíferos es uno de los factores clave que contribuye a la contaminación del agua en la región. Durante décadas, Aguascalientes ha dependido en gran medida de sus fuentes subterráneas de agua para abastecer a la población. Sin embargo, la extracción excesiva de agua de los acuíferos ha alterado el equilibrio natural, permitiendo que sustancias como el arsénico se filtren en las aguas subterráneas.
La sobreexplotación de los acuíferos también ha generado un descenso en el nivel del agua, lo que ha afectado la capacidad de los pozos para proporcionar agua de manera continua y de calidad. Esto ha llevado a la necesidad de perforar pozos más profundos, lo que incrementa el riesgo de contaminación por arsénico y otros metales pesados, que se encuentran en las capas más profundas de la corteza terrestre.
Este fenómeno ha creado un círculo vicioso en el que la sobreexplotación de los acuíferos empeora la calidad del agua, mientras que el aumento de la contaminación dificulta aún más el proceso de extracción de agua potable. La necesidad de abordar este problema desde una perspectiva integral es más urgente que nunca.
Proyecto “Agua Segura”: ¿solución o paliativo?
Ante este panorama, el gobierno del estado ha propuesto el proyecto “Agua Segura”, una iniciativa que busca mitigar los efectos de la contaminación por arsénico y garantizar el suministro de agua potable de calidad para toda la población.
Este proyecto contempla una inversión de 8 mil millones de pesos, que serán destinados principalmente a la construcción de plantas potabilizadoras y la mejora del sistema de distribución de agua.
El objetivo principal del proyecto es reducir los niveles de arsénico en el agua potable, pero también se pretende garantizar que la población tenga acceso a agua de calidad a pesar de la creciente escasez. Para ello, se planea instalar plantas de tratamiento que permitan eliminar el arsénico y otras sustancias tóxicas del agua, además de modernizar la infraestructura de distribución para mejorar la eficiencia y reducir las pérdidas de agua.
Aunque el proyecto es una respuesta positiva a la crisis del agua en Aguascalientes, algunos expertos y ciudadanos cuestionan si será suficiente para resolver el problema de fondo. Si bien la construcción de plantas potabilizadoras y la mejora del sistema de distribución son pasos importantes, la sobreexplotación de los acuíferos y la contaminación por sustancias como el arsénico requieren medidas más amplias y de largo plazo.
Medidas adicionales para mitigar el problema
El tratamiento del agua potable es sin duda una medida crucial para reducir la exposición al arsénico. Sin embargo, también es necesario abordar otros aspectos del problema de manera integral. Algunas medidas que podrían complementar el proyecto “Agua Segura” incluyen:
Regulación más estricta de la extracción de agua: las autoridades deben implementar políticas que limiten la sobreexplotación de los acuíferos y fomenten el uso racional del agua. Esto incluye la promoción de tecnologías de conservación y la gestión más eficiente de los recursos hídricos, como lo propone el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC).
Monitoreo constante de los niveles de arsénico: según el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), es fundamental llevar a cabo un monitoreo constante de los niveles de arsénico en el agua y en los alimentos. Esto permitiría identificar áreas críticas y tomar medidas preventivas antes de que la exposición alcance niveles peligrosos.
Educación y concientización pública: la ciudadanía debe estar informada sobre los riesgos del arsénico y cómo reducir su exposición. Es importante promover el uso de filtros de agua adecuados en los hogares y fomentar hábitos de consumo responsables, como indica la Secretaría de Salud Pública de Aguascalientes.
Investigación y desarrollo de tecnologías más efectivas: la inversión en investigación y desarrollo de nuevas tecnologías de purificación del agua puede ser clave para enfrentar los desafíos relacionados con la contaminación por arsénico y otros contaminantes. Las autoridades deben apoyar la innovación tecnológica y la capacitación de personal especializado, según expertos del Instituto Tecnológico de Aguascalientes.
Futuro de Aguascalientes: un llamado a la acción
El problema del arsénico en Aguascalientes es una crisis silenciosa que ha pasado desapercibida para muchos, pero que afecta a la salud de miles de personas y pone en riesgo el bienestar de toda la población. Es necesario que tanto las autoridades como la sociedad en general tomen conciencia de la magnitud de este problema y actúen de manera decidida para solucionarlo.
El proyecto “Agua Segura” es un paso importante en la dirección correcta, pero no basta con invertir en infraestructura. La solución a la crisis del agua en Aguascalientes requiere un enfoque integral que contemple la protección de los recursos hídricos, la mejora en la calidad del agua y la promoción de políticas públicas que garanticen el acceso al agua potable para todos los ciudadanos. Sólo así será posible asegurar un futuro saludable y sostenible para las generaciones venideras.
El futuro de Aguascalientes está en juego. Es hora de actuar con responsabilidad y determinación para garantizar que la crisis del agua no sea una carga irreversible para la salud pública y el desarrollo económico de la región.
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