Tanto en las zonas rurales como en las urbanas es evidente la pérdida de nuestra identidad y nacionalismo: las costumbres, tradiciones, vestimentas, bailes, danzas, lenguas maternas, producción de artesanías y gastronomía tradicional están siendo azotadas y borradas por los extranjerismos impuestos por el imperialismo mundial.
Esto es resultado del sistema económico de libre mercado impuesto al mundo a finales del siglo pasado, sistema que fue rápidamente adoptado e impulsado en la economía mexicana por los gobiernos neoliberales, fenómeno que ha borrado aceleradamente muchas aristas de nuestra cultura.
Nuestro movimiento, desde su nacimiento, ha impulsado la cultura y el arte entre los pueblos, colonias, escuelas y en todos los foros donde le ha sido posible.
Un sector importante de la población adulta, así como una parte de la juventud y la niñez, creen que practicar las disciplinas artísticas —que son una parte de la inmensa cultura con que contamos los mexicanos—, como portar un traje típico, es vergonzoso; que escuchar o ejecutar un bolero es de anticuados; que ejecutar un baile o danza regional es de indios; que hacer poesía es una pérdida de tiempo; que practicar oratoria no sirve para nada; que rescatar, practicar y conservar nuestra cultura es cosa del pasado.
Esta ideología predomina en algunas regiones de nuestro país, logrando así, peligrosamente, una parte de su cometido el capitalismo mundial: busca el adoctrinamiento de los pueblos más atrasados para dominarlos económica y militarmente, borrarles —sin que se den cuenta— su cultura y con ello su identidad, hasta obligarlos a renegar de esta. Así, no habrá motivo para defenderla ante una invasión.
Lo de hoy es adoptar y hacer propia una mercancía llamada “cultura basura extranjera”, que el sistema político y económico mundial difunde por todos los medios poderosos de comunicación. Por medio de ella, genera cuantiosas ganancias económicas, controla, manipula y somete las mentes de las inmensas mayorías, principalmente de la juventud, que no deja de verse como un sector social rebelde, peligroso y rentable económicamente para el sistema.
Esta situación se vuelve peligrosa porque se va creando una sociedad más débil, con mentes controladas, enfermas, sin cultura nacional, con falta de patriotismo, lo cual vuelve al individuo menos consciente e incapaz de darse cuenta de los problemas sociales que lo lastiman y de cómo actuar para resolverlos.
Si la cultura es lo que define a los pueblos, los vuelve únicos por su manera de ver la vida y el mundo, necesitamos que los mexicanos entiendan, practiquen y hagan suya su amplia cultura para que conscientemente reafirmen su conciencia, y que solo la unidad de las inmensas mayorías trabajadoras puede salvar a la patria de injerencias externas.
Para ello, necesitamos educar de manera integral, profunda, con un enfoque nacionalista y científico, para lograr despertar el orgullo de ser mexicano, mediante un programa nacional que haga que la cultura llegue al corazón del pueblo y a todos los rincones del país, para que cada compatriota sienta su patria y la defienda con su propia vida si fuese necesario.
El planteamiento de Antorcha en este rubro es hacer cultura para darle la pelea a los que nos quieren vender la cultura de los que quieren apoderarse del mundo. Necesitamos una cultura de defensa del pueblo, que busque ir a las raíces del pueblo trabajador y que le siembre identidad y unidad para dar la lucha.
Nuestro movimiento, desde su nacimiento, ha impulsado la cultura y el arte entre los pueblos, colonias, escuelas y en todos los foros donde le ha sido posible. Con esta visión y misión, nuestro movimiento fomenta, practica y difunde la cultura en todos los lugares donde tiene presencia.
En este aspecto, los que están al frente del poder nacional, llamados 4T, están aplicando una política nacional errónea, que carece de una visión integral, de una planificación a corto, mediano y largo plazo.
Sus objetivos son poco claros respecto al país que quieren construir. Durante estos primeros siete años no han podido consolidar el primer piso de su proyecto de nación, que tanto presumieron y cacarearon.
La 4T ha caído en el ensayo y error, dando traspiés en muchos proyectos que han fracasado o van a fracasar, creyendo erróneamente que los programas sociales de transferencia monetaria directa son el non plus ultra que resolverá todos los graves problemas que lastiman a este país.
Por ello, los esfuerzos económicos gubernamentales en las tres instancias de gobierno para rescatar, difundir y fomentar el arte y la cultura están reducidos prácticamente a cero: reducción de presupuestos, programas culturales a medias y sin sustento económico, y ausencia de inversión en infraestructura cultural. Seguimos empantanados, perdidos, estancados como nación, y eso es un franco retroceso cultural durante los últimos siete años.
La terrible descomposición humana, la enajenación de conciencias, la pérdida de identidad y nacionalismo, por la vía de los hechos, tiene culpables: son los responsables de llevar las riendas políticas y económicas del país, de antes y ahora. Lo más evidente y vergonzoso es que no saben cómo resolver el problema.
Por eso, lo primero que necesitamos es crear una vanguardia de ciudadanos que comprendan profundamente la sociedad en la que estamos viviendo, que detecten con precisión y claridad los graves problemas económicos e ideológicos que manipulan nuestras conciencias, y que al mismo tiempo sientan la necesidad de transformarla con nuevas ideas, con la práctica de las disciplinas artísticas, el deporte y la educación.
Con la aspiración inquebrantable de que todos los ciudadanos debemos construir un México mejor para todos. Necesitamos un mejor país, sin pobreza ni marginación, con bienestar social, cultural y deportivo.
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