Cumplió un año en la presidencia municipal Filiberto Rodríguez Alvarado, “El Filillo”, como le decían. Nos hizo creer a los santodomingenses que transformaría el municipio y que traería el progreso y el cambio social que prometió en su campaña. Sin embargo, con mentiras disfrazadas de promesas, vemos con indignación que sólo engañó y utilizó a la gente.
Las comunidades se encuentran en total abandono; la ausencia de obras y la falta de atención en este rubro provocarán un rezago de cuatro o cinco años que difícilmente podrá recuperar en el tiempo que le queda de administración.
Compró votos a cambio de ilusiones y esperanzas, porque el cambio, simplemente, no se nota por ningún lado. Al contrario, está llevando a Santo Domingo al fracaso.
Las comunidades se encuentran en total abandono; la ausencia de obras y la falta de atención en este rubro provocarán un rezago de cuatro o cinco años que difícilmente podrá recuperar en el tiempo que le queda de administración. Ojalá me equivoque.
A él parece no importarle en lo más mínimo, pues nos presenta una realidad diferente a la que experimentamos y sentimos todos los que somos víctimas de su mal gobierno. Esto debe preocuparnos, porque los perjudicados somos nosotros.
Las cosas marchan mal con el presidente, pues no se ven acciones de su gobierno ni inversión de la presidencia en ninguna comunidad; sólo en la cabecera municipal. La gente ya se arrepiente de haber votado por el Verde, pero demasiado tarde.
Ya cumplió un año y nada: las grandes obras no se ven, las ansiadas clínicas rosas no llegan, el apoyo a la salud está en completo abandono y el abasto de agua no se resolvió, sino que se ha agudizado.
Santo Domingo está decepcionada de Filiberto. Sólo los Tenorio y los seguidores incondicionales verdistas que lo defienden en las redes sociales (con comentarios de seguidores artificiales) le aplauden a una realidad que no existe, tratando de encubrir su fracaso e ineptitud.
¿En lo que va del año, qué ha hecho? Absolutamente nada. Sólo echarle la culpa a los antorchistas de sus malos resultados. Dondequiera que se para es: “la Antorcha esto, la Antorcha lo otro”, siempre con la misma canción.
Pero echarle la culpa a sus enemigos políticos no lo exime de sus malos resultados. Además, sólo se dice y se contradice, porque su gobierno está plagado de renegados antorchistas que son sus consejeros y colaboradores más cercanos, de su absoluta confianza.
Ahí están el secretario del Ayuntamiento, el “Cora” y ahora hasta la señora Olegaria: puros arribistas y oportunistas, que han “coincidido” con el presidente, por algo será. Como dice el dicho: “Lo que no has de ver en tu casa, lo has de tener”.
Obras de impacto no hay. Sólo pavimentó tres calles, y pare de contar. Curiosamente, sólo en la cabecera. Cuentan que la primera calle que pavimentó se la prometió a los Tenorio —y de hecho lleva el nombre de uno de ellos—, pero por los tiempos y la premura, se percibe que la hizo con dinero de la administración pasada, la de los antorchistas.
Las otras dos callecitas son obras de bajísimo presupuesto, junto con el remiendo que le hizo al jardín y un bacheo que llegó tarde y es muy poco para lo que se necesita. Y ya, punto. Eso es todo.
¿Qué mentiras nos va a decir en su informe? Ya lo veremos. Seguramente va a presumir la entrega de despensas, mochilas verdes y zapatos en las escuelas, pero esas no cuentan porque no son inversión del municipio; son programas clientelares del “Pollo”, que busca desesperadamente ganar la gubernatura para su mujer.
En estos días, que se acerca su informe, anda desesperado en las comunidades publicando que está trabajando en la entrega de molinos y calentadores solares, con el mínimo porcentaje de ayuda, pues la mayor parte de la inversión recae sobre la gente. Y no se ve la ayuda por ningún lado.
Sólo impera el revanchismo sobre sus enemigos políticos, y groseramente le niega la atención a la gente que no votó por el Verde en las elecciones pasadas, porque no son dignos de su tiempo y de su investidura presidencial. Con esto, sólo demuestra que el puesto le quedó grande, pues no gobierna para todos, sino para unos cuantos.
Debería darle vergüenza presumir las grandes inversiones de su padrino, el gobernador. ¿Dónde está el presupuesto y el dinero de Santo Domingo? No es válido hacer caravana con sombrero ajeno. La gente quiere hechos, pues ya está cansada de sus mentiras; exige resultados y soluciones.
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