La reciente reforma energética de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, aprobada por el Congreso de la Unión bajo el argumento de la necesidad de atender el suministro eléctrico nacional y garantizar que en cada hogar no falte dicho servicio tan elemental, entre otras políticas orientadas a la soberanía energética del país frente al mundo, se ha quedado únicamente en el papel, porque los problemas de la falta de un suministro eficiente de electricidad siguen en aumento.
Las autoridades sólo hacen caso cuando ven que la gente se organiza y lucha; las luchas aisladas sirven, pero no tienen la fuerza suficiente para obligar a las autoridades a que cumplan con dar una vida digna.
Una de las regiones más afectadas por la falta de energía eléctrica es el sureste mexicano, donde habitantes padecen apagones constantes.
En marzo de este año, ya con la reforma y en el contexto de la soberanía energética, la península de Yucatán fue víctima del apagón masivo que afectó a sectores importantes, entre ellos el turístico, pero, sobre todo, a la población más vulnerable.
El apagón masivo cortó la electricidad de miles de usuarios en los estados del sureste del país; de acuerdo con las declaraciones de la propia Comisión Federal de Electricidad (CFE), estos “percances” ocurrieron debido a una falla en el suministro de gas natural que abastece las centrales generadoras de electricidad en la región.
Después de dicha reforma, se suponía que las cosas iban a marchar “viento en popa”, pero esto no es así; al contrario, los problemas se siguen agravando, tanto que la gente se ha visto en la necesidad de realizar bloqueos en autopistas y arterias principales en estados como Tabasco, Yucatán, Campeche, Chiapas y Quintana Roo.
Por ejemplo, para dimensionar el tamaño del problema, hago referencia a lo que pasa en Quintana Roo: en la zona maya, habitantes de diversas comunidades bloquearon autopistas, vías del Tren Maya y arterias principales para presionar a la CFE a que atienda de inmediato el restablecimiento permanente del servicio eléctrico.
En los últimos meses, los habitantes de cientos de colonias populares del norte y las localidades en el sur de Quintana Roo han sufrido estos constantes apagones, y aunque la paraestatal acude a atender algunos reportes, sólo restablecen momentáneamente el servicio, sin darle mantenimiento o solución al problema de raíz. Esto ha ocasionado que, a mediodía, con la llegada de tormentas, los afectados se vuelvan a quedar sin un foco prendido para pasar la noche y sigan padeciendo las inclemencias del tiempo.
Los constantes apagones siguen afectando a las principales ciudades como Cancún, Playa del Carmen, Tulum, Cozumel, Puerto Morelos, Isla Mujeres y Bacalar. En Cancún, el corte eléctrico golpea al norponiente de la ciudad, incluidas colonias de alta densidad poblacional como las regiones 100, 102, 103 y 200, y fraccionamientos como Supermanzana 320, Cumbres, Kusamil, Villas Otoch, Paraíso y Arrecifes.
Por otro lado, en localidades de la zona sur y maya que abarcan los municipios de Bacalar, Felipe Carrillo Puerto, José María Morelos, Lázaro Cárdenas y algunos sitios de Tulum, los apagones constantes también han causado serios problemas a la población, entre los que destacan daños a electrodomésticos, productos perecederos descompuestos, afectación a pequeños comerciantes, escasez de agua potable, fallas en los servicios médicos en los centros de salud, junto al extremo calor que azota durante estas temporadas.
Los que más sufren con estas interrupciones repentinas son los habitantes de las comunidades campesinas, pues se prolongan hasta por días. Estas deficiencias han afectado la región sur y maya del estado durante varios años, por lo que, desde hace ya seis meses, las protestas contra la CFE se han incrementado.
La delegada municipal de la comunidad de Sinaí, Bacalar, Esmeralda Marcial Cota, manifiesta que la situación resulta insostenible:
“Es lamentable que, a estas alturas, sigamos teniendo problemas con el servicio eléctrico; el gobierno nos presume que la CFE es una empresa de clase mundial, pero la paraestatal ha provocado manifestaciones y bloqueos por sus torpezas e incompetencias”.
Otros delegados municipales de las comunidades de Bacalar, como Keila Martínez de la comunidad de Otilio Montaño, Luis Valentín de la comunidad de Gómez Farías, así como Manuel Guardia de la comunidad de El Cedralito, dicen que ellos, como autoridades locales y representantes de los habitantes de las diferentes comunidades, desconocen hasta cuándo se restablecerá completamente el servicio, por lo que la inconformidad se incrementa día con día.
Es notable la desesperación y hartazgo de los pueblos de Bacalar, de toda la zona maya y de los ciudadanos en general; ya están cansados de esta situación, porque no es posible que en pleno siglo XXI y siendo México uno de los países más ricos del mundo, sigamos padeciendo fallas constantes en un servicio tan elemental como el suministro de energía eléctrica, sin que la CFE haga algo para mejorar el servicio de las comunidades y de las ciudades importantes del estado y de buena parte del sureste mexicano.
Ante la omisión de la paraestatal, desde hace ya un par de meses los afectados de la zona maya y sur de Quintana Roo iniciaron una serie de manifestaciones y bloqueos carreteros en diversos puntos de Bacalar y Felipe Carrillo Puerto, con la advertencia de que, si los apagones continúan, las manifestaciones próximamente se enfocarán directamente en las instalaciones de la paraestatal, porque ya no es justo que se venda la idea de que es una empresa de “clase mundial”, cuando en realidad lo que ofrecen es un servicio muy deficiente.
En las recientes protestas en el sur y la zona maya de Quintana Roo, el gobierno del estado tuvo que intervenir y, junto con la CFE, por enésima ocasión se comprometieron con los afectados. Plantearon atender rápido las deficiencias encontradas, reforzar la presencia institucional en puntos sin servicio, repararlos inmediatamente, además de monitorear constantemente las fallas en todas las comunidades situadas en el centro y sur de la entidad, para contrarrestar los constantes apagones y los riesgos que estos generan cotidianamente, al grado de que han cobrado la vida de varias personas por descargas eléctricas.
Eso todavía está por verse, es decir, que se cumplan los acuerdos prometidos, por lo que los pueblos afectados necesitan no desistir en su exigencia por una vida más digna.
Como vemos, la falta de suministro eléctrico de calidad está presente en buena parte del sureste mexicano. Si queremos que el gobierno haga caso y resuelva de raíz este problema, tenemos que organizarnos en un gran bloque regional para exigir al unísono que se atienda esta necesidad.
Las autoridades sólo hacen caso cuando ven que la gente se organiza y lucha; las luchas aisladas sirven, pero no tienen la fuerza suficiente para obligar a las autoridades a que cumplan su obligación de dar una vida digna a los ciudadanos que generan la riqueza de este país. El Movimiento Antorchista Nacional los invita a que nos unamos y organicemos todos los pueblos del sureste mexicano para luchar juntos por el derecho a una vida más digna. Vale.
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