Tendrá aproximadamente 15 días que la prensa nacional dio cuenta, no tan pormenorizada, de un encuentro fallido entre legisladores de Morena, PES y PT, con el Presidente de la República, Lic. Andrés Manuel López Obrador. Se deduce, por los comentarios periodísticos, que este encuentro fue provocado por las amenazas de las bancadas arriba mencionadas, de no acompañar a Morena en la aprobación del Presupuesto de Egresos, tal y como lo había enviado el Ejecutivo al Congreso de la Unión. Para que las aguas volvieran a su cauce, se les ofreció un diálogo con el Presidente y encontrar una salida satisfactoria a las protestas de los inconformes.
Las peticiones de los diputados fueron: que se asignara más presupuesto al campo y recursos para infraestructura en los lugares en donde ellos son representantes y donde gobierna Morena; que se dejaran de aplicar recursos cuantiosos a programas sociales como "Sembrando Vida" y "Construyendo el Futuro", así como a la refinería Dos Bocas, a Pemex y al Tren Maya, pues no se aplicaron los recursos asignados el año anterior y haberse comprobado su inviabilidad. Asimismo, se denunció la corrupción existente entre los Servidores de la Nación. Esta denuncia franca, abierta y cierta, provocó de inmediato molestia enorme en el Presidente de la República, quien ripostó a los peticionarios con soberbia republicana y con las ofensas que siempre emplea contra los que se oponen a sus caprichos: "Son amigos de los moches", "son conservadores", "fifís", "quieren enriquecerse los líderes" y "los recursos se entregarán de manera personal a los beneficiarios y no a través de organizaciones".
La respuesta no se hizo esperar: De entre los diputados surgió el grito de "mentiroso", "corrupto", lo que llevó a López Obrador a levantarse de la mesa y, de manera irrespetuosa, abandonar el salón sin despedirse de nadie, dejando con un palmo de narices a todos los presentes. ¿Por qué no se argumentó con pruebas al canto lo erróneo de las opiniones de los diputados inconformes? Porque es cierto lo que afirman los diputados. ¿Por qué no se prueban las acusaciones de la que fueron objeto los legisladores? Porque no hay manera de hacerlo. Entonces, se optó por la vía de mostrarse "ofendido" y, de esa manera, infundir temor a los diputados por la osadía de haber levantado un poco la cerviz, y obligarlos groseramente a abdicar de su independencia y por tanto a aceptar la voluntad presidencial.
Para remachar el clavo, en declaraciones a los medios, en una orden disfrazada de sugerencia, López Obrador pidió a su fracción que no modificaran una coma del Presupuesto de Egresos. No le importó, con esa declaración, acabar con la división de poderes y convertir al Poder Legislativo en una oficialía de partes al servicio del Ejecutivo. La imposición de la presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos es una prueba más de lo aquí afirmado: no importó hacer fraude, violar la Ley Orgánica de Derechos Humanos, para cumplir la voluntad de López Obrador. El Senado mostró para lo que está hecho.
La incondicionalidad de la Suprema Corte de Justicia de la Nación está acabando con la independencia del Poder Judicial. La invalidación de los amparos otorgados, que permiten la construcción del Aeropuerto de Santa Lucía, suspendido en primera instancia, es prueba más que suficiente de la pérdida de independencia.
Así, sin exagerar, y como producto de hechos contantes y sonantes, podemos asegurar sin temor a equivocarnos que, ante la desaparición de poderes, surge y se impone una actuación unipersonal del Presidente de la República que nos coloca en el umbral de una dictadura. No hay, para desgracia de los mexicanos, un Poder Legislativo con la dignidad, capacidad e independencia, para convertirse en verdadero contrapeso del Poder Ejecutivo. Sí hay, en cambio, una obsequiosidad rayana en lambisconería que los lleva a ofrecer al Presidente, mediante una carta pública, sin razón y sin necesidad alguna, apoyo para que siga imponiendo su santa voluntad.
Eso siempre lo han venido haciendo. Si ahora lo hacen público es para acallar el enojo del Presidente por las verdades que tuvieron la osadía de manifestar en la reunión referida. Qué cobardía, qué indignos los que habiendo sido elegidos y nombrados para defender los derechos del pueblo, hoy se postren ante el poderoso incapaces de defender sus propios derechos. No hay un Poder Judicial independiente, donde se puedan dirimir las controversias constitucionales, que permitan salvaguardar los Derechos Ciudadanos consagrados en la Constitución General de la República, hoy amenazados con la Prisión Oficiosa y la Extinción de Dominio. Los mexicanos estamos a merced del estado de ánimo del gobernante en turno y, por tanto, de una dictadura. Que Dios nos agarre confesados.
Por todo lo aquí expuesto, es totalmente seguro que las peticiones de obras y servicios, planteadas por el Movimiento Antorchista Nacional, no serán atendidas. Serán reprimidos y violados, una vez más, nuestro derecho a la manifestación pública, nuestro derecho de petición y nuestro derecho a la libre organización. Si permanecemos en plantón es porque así damos al pueblo de México una prueba importante de nuestra decisión inquebrantable de lucha, de que no nos arredran los berrinches del presidente (como a los diputados de Morena), de que nuestra lucha y nuestra conducta se inspiran en ideales y principios, limpios y honrados, que no obedecen a intereses obscuros, y de que nada ni nadie nos impedirá luchar hasta el final para dejar claro al pueblo de México el carácter represivo, dictatorial y mentiroso del gobierno de la Cuarta Transformación y, por ello, resaltar la necesidad urgente de formar para los pobres lo que nunca han tenido: Su Partido Político. ésa es la tarea y la razón de nuestro plantón. Hoy más que antes vamos en busca de la conciencia indomable de los mexicanos bien nacidos.
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