Resulta inconcebible que un país como el nuestro, con inmensas riquezas naturales y de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), ocupa el lugar 14 dentro de las economías más grandes del mundo en 2023 (basado exclusivamente en su nivel de Producto Interno Bruto [PIB]), existan millones de niños y jóvenes que no tienen acceso a una educación básica y mucho menos digna. El crimen contra el sistema educativo que ha implementado Morena afecta a toda la población y es necesario que todos nos involucremos para rescatarla en beneficio de las nuevas generaciones. La realidad por la que atraviesa el sistema educativo en México es desastrosa y muy pocos son los que se atreven a defenderla. Se está dejando morir el sistema educativo ante la falta de recursos por parte de los funcionarios encargados de velar por ella debido a que la educación para la 4T no forma parte de sus prioridades
Hoy en día, lamentablemente encontramos más niños armados en las calles o en un grupo del crimen organizado que dentro de un grupo estudiantil luchando por mejorar las condiciones de su escuela o del entorno donde vive. Nuestro país cuenta con tres millones 280 mil 64 niños y adolescentes (el 11.5 por ciento de los 28 millones 522,295 personas de cinco a 17 años) es decir, que tienen la edad reglamentaria para cursar la educación primaria y secundaria pero que no asisten a la escuela por trabajar, así lo dio a conocer el Instituto Belisario Domínguez de la Cámara de Senadores. De estas cifras, en números redondos 2 millones realizan una ocupación no permitida (ONP) y 1.2 millones son empleados en quehaceres domésticos en condiciones no adecuadas. Todos estos niños y jóvenes no han tenido la oportunidad de regresar a los salones tras el brote de la pandemia a causa de la covid-19. Lo más triste de esto es que probablemente esa juventud no vuelva a pisar un salón de clases ya que el monto asignado para la contratación de maestros, creación o adecuación de instalaciones o incluso para el desayuno escolar -para muchos era su única comida al día- cada vez es menor o inexistente.
Con base a información de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), destacaron que los niños que no asisten a la primaria tienen altas posibilidades de no adquirir la aptitud de leer y escribir, en el caso de tenerla, al dejar de asistir a la escuela a temprana edad es posible que se les olvide por el desuso y se conviertan en analfabetos funcionales, siendo este el caso de muchos adultos mayores que poseen grandes limitaciones de empleabilidad debido a un bajo nivel de conocimientos y especialización.
Estudios de la CEPAL y del Fondo Internacional de Emergencia de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), las niñas son quienes en mayor proporción se dedican a las tareas domésticas para ayudar en sus casas. A muy temprana edad a miles de ellas se les carga con pesadas atareas, inapropiadas y sin proporción con sus escasas fuerzas, que las alejan cada día más de la escuela y de un futuro mejor. Las niñas trabajan no solo como asalariadas con algún patrón, sino en sus propias casas haciéndose cargo de sus hermanos menores y de las tareas de la casa para que sus padres y hermanos mayores puedan trabajar y entre todos conseguir un poco más de ingreso.
Niños y jóvenes son explotados por el sistema en conjunto, que empobrece a las familias impidiendo a su parte más débil desarrollar su propia vida, sacrificando su futuro, pero no por culpa de sus padres, sino de la pobreza que aqueja a todos y demanda el esfuerzo de la familia. Aunque también he de mencionar que influye el interés particular de muchos patronos en el empleo precisamente de niños, cuyas características físicas le hacen más apropiados para la realización de tareas específicas, además, por su edad y debilidad, su capacidad de rebelarse es menor que la de un trabajador adulto. Mientras tanto gobierno y defensores de derechos humanos miran hacia otro lado para evitar encarar esta dolorosa violación que merece la más enérgica condena; el problema es que esto significaría entrar en conflicto con los intereses de las grandes empresas transnacionales, agricultores capitalistas y otros.
La solución a esta gran problemática no es, como pretenden algunos funcionarios, creen que estableciendo leyes que castiguen el trabajo infantil resolverá todo. De esa forma no se ataca la causa de raíz del fenómeno: la pobreza en que vive la mayoría de nuestro pueblo. La solución, eminentemente económica es generar empleos para todos los ciudadanos bien remunerados, de esta manera las familias tendrán lo suficiente para llevar una vida decorosa, así los niños no tendrán necesidad de trabajar y abandonar la escuela, mucho menos de sacrificar su infancia para ayudar a su familia, esto no cambiará mientras Morena y los aliados de López Obrador se encuentre al frente del país, al contrario seguirá reproduciéndose.
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