Las garantías que se plasmaron en la Constitución de 1917 supondrían que a los mexicanos se les daría mejores condiciones de vida, ya sea por la vía del gobierno o que este cree las condiciones materiales para que los mexicanos trabajemos por ello. Sin embargo, hemos demostrado en varias ocasiones que nuestra Carta Magna es sólo un apéndice de la estructura de gobierno, pues por más que se ha insistido en que se tomen en cuenta y se hagan valer los derechos constitucionales, estos son ignorados y muchas veces violados.
Es ya conocido a nivel mundial que el mexicano es el ser humano que más horas trabaja en promedio y es al que se le paga uno de los salarios más bajos.
El derecho al trabajo digno y un salario bien remunerado está consagrado en el artículo 123, el cual dice a renglón seguido: toda persona tiene derecho al trabajo digno y socialmente útil; al efecto, se promoverán la creación de empleos y la organización social del trabajo, conforme a la ley.
En un párrafo adicionado el primero de abril de 2025, se agrega: el Estado otorgará un apoyo económico mensual equivalente al menos a un salario mínimo general vigente a jóvenes entre dieciocho y 29 años que se encuentren en desocupación laboral y no estén cursando algún nivel de educación formal, a fin de que se capaciten para el trabajo por un periodo de hasta doce meses en negocios, empresas, talleres, tiendas y demás unidades económicas, en los términos que fije la ley.
En marzo de 2025, hubo un aumento en el desempleo en México, con 128 mil personas más sin trabajo. La tasa de desempleo se mantuvo en 2.5 %, la misma que el año anterior. Sin embargo, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Inegi, la población desocupada fue de 1.5 millones de personas, representando una tasa de desocupación del 2.5 %; a esto no se suman las personas que no se encuentran en el trabajo formal y que dejaron sus puestos o negocios ambulantes por la falta de recursos.
El trabajo digno es uno de los ejes que ha venido impulsando el Movimiento Antorchista, pues hemos asegurado que, si el gobierno creara trabajos para todos los mexicanos, habría mejores condiciones tanto de vida como sociales, pero a pesar de ello, esto no ha ocurrido así.
De acuerdo con los últimos datos del Inegi, se reporta que en diciembre de 2024 los trabajos informales cerraron con 31.8 millones de un total de 59.3 millones de personas ocupadas; esto quiere decir que son personas que no cuentan con las prestaciones de ley que “se supone” tendría que brindar el gobierno. Sin embargo, ellos, como millones de mexicanos, tienen que buscar el sustento económico de una u otra forma.
La creación de empleos con salarios dignos ayudaría a disminuir el número de pobres, claro está que sin que aumente de manera proporcional el costo de la canasta básica, pues aunque se anuncia aumento en el salario, a la siguiente semana aumenta el costo de los productos básicos, dejando las cosas igual o un poco peor.
Nuestro proyecto contempla cuatro ejes que hemos puesto de manifiesto, con los cuales no se acabará la pobreza ni se cambiará el modelo económico, pero sí ayudará a hacer menos pesada la vida de los millones de mexicanos que no tienen servicios básicos, que no tienen acceso a la salud, la vivienda, que no tienen un empleo y, por lo tanto, que viven en la incertidumbre.
Es ya conocido a nivel mundial que el mexicano es el ser humano que más horas trabaja en promedio y es al que se le paga uno de los salarios más bajos; por ello, hemos impulsado cuatro ejes que, aseguramos, garantizarán una vida un poco más justa y equitativa, los cuales engloban: empleo para todos los mexicanos, salarios dignos, distribución equitativa de la riqueza y una política fiscal de impuestos progresivos, es decir, que pague más quien gane más. Esta no es la solución definitiva, pero sí medidas que se pueden aplicar en lo inmediato para encaminarnos hacia una vida digna y justa.
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