MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

¿Cine de entretenimiento o precampaña de ideologización?

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La campaña de ideologización del imperialismo estadounidense está alcanzando niveles alarmantes. Sus medios son diversos: religión, moda, música, gastronomía e, incluso, el cine. Este último representa una poderosa herramienta de manipulación cognitiva, ya que ofrece historias meticulosamente trabajadas para permear en la conciencia de los espectadores sin que se den cuenta. Puede lograr que una persona se oponga a algo o a alguien simplemente por la narrativa que ve en una película.

Un ejemplo claro es la famosa cinta hollywoodense “Rambo”, protagonizada por Sylvester Stallone, donde la carga ideológica es evidente al presentar a los soviéticos como villanos. Introdujo en el continente americano la idea de que la URSS experimentaba con seres humanos y buscaba el poder mundial. De cierto modo, quienes vieron la película asumieron que esos escenarios podrían ser posibles.

Como esta, hemos visto constantemente a lo largo de los años cómo las películas de Hollywood —que son las que comúnmente consumimos— presentan como villanos, en la mayoría de los casos, a tres tipos de etnias: rusos, chinos o árabes. Por eso, cuando vemos a un hombre con turbante, nuestro cerebro lo identifica rápidamente como peligroso o "terrorista".

El cine contiene un arma poderosa para la ideologización de las masas. Si productoras como las de Hollywood la utilizan para vender historias donde el único héroe de la libertad es un hombre blanco de ojos azules, obviamente deberíamos preguntarnos qué hay detrás de todo esto. Esas mismas películas han hecho que, de manera inconsciente, aceptemos la lógica de Estados Unidos cuando se trata de invadir países: primero muestra "preocupación" por lo que ocurre en una nación sobre la que tiene intereses económicos; luego alega repetidamente que allí se violenta la "libertad" o la "democracia"; y después, so pretexto de liberar a ese pueblo, invade su soberanía. Actúa a su antojo, jurando ante los medios que está "defendiendo" la democracia.

Como ocurrió con Irak en 2003, cuando se nos aseguró que ese país poseía armas de destrucción masiva y que el "gran salvador del mundo" (como se ha autodenominado) no podía permitirlo. Entonces, por orden del entonces presidente George W. Bush, invadieron el país y asesinaron impunemente a Saddam Hussein. Todo el mundo creyó que era cierto, pero lo curioso es que Estados Unidos nunca mostró esas armas ni estabilizó la nación. Por el contrario, cuando las tropas se retiraron, se transmitió la desesperación de los iraquíes por huir. Nadie objetó en contra de esta ni de otras invasiones estadounidenses en Medio Oriente porque, de manera inconsciente, ya habíamos internalizado la narrativa de la famosa película de Disney “Aladdin”, donde el villano tiene rasgos árabes marcados y los héroes rasgos occidentales, a pesar de que todos los personajes son del mismo país ficticio.

Con esto podemos darnos cuenta, aunque sea de manera minúscula, de que existe una manipulación ideológica de las masas. Lo que se nos vende como "cine" no es más que un mecanismo de engaño que, si no conocemos historia, nos hace propensos a desarrollar prejuicios basados solo en lo que vimos en una película que al final afirma estar "basada en hechos reales". Esto es muy peligroso en una época donde la polarización social es cada día más presente: divisiones de opinión sin fundamentos científicos y, en muchos casos, impulsadas por sectores de la sociedad con cierto desarrollo académico o económico (como algunos profesionistas o "influencers") que adoptan posturas políticas o sociales sin ver más allá de su realidad. Debido a su influencia, permeando la percepción de quienes los siguen.

Continuando con el hilo central, hace un mes se estrenó la película “Jefes de Estado”, dirigida por Ilya Naishuller, de origen ruso, conocido por filmes como “Young Man”, “Nadie” y “Hardcore”. La película fue financiada principalmente por la plataforma de streaming Prime Video y está disponible en ella. El tema central es una "conspiración que amenaza al mundo libre", donde Reino Unido y Estados Unidos deben aliarse para combatirla (quiero aclarar esto porque es crucial para analizar cómo estas historias reflejan la realidad actual; espero no pecar de paranoia).

Protagonizada por John Cena como el presidente de EE. UU. e Idris Elba como el primer ministro del Reino Unido, muestra una rivalidad pública que pone en riesgo a la OTAN (la famosa organización cuyo objetivo principal es "garantizar la libertad y seguridad de sus miembros a través de medios políticos y militares" (lo cito entre comillas porque lo extraje de su página web). Pero deberán unirse cuando se conviertan en objetivo de un traficante de armas ruso (el villano de la historia, qué sorpresa). La trama no es más que la percepción de que quieren asesinar al presidente estadounidense porque es el único que puede frenar la disolución de la OTAN. Toda la película muestra el poder de este ruso, sin dejar de lado que, al final, se revela un espía o traidor dentro del gabinete estadounidense, pagado por el ruso, que traiciona al "país de la libertad". El final es predecible, como en todas estas cintas.

La película en sí es una "inocente" comedia, pero analicemos más a fondo: una de las críticas al personaje presidencial es la popularidad con la que ganó: un hombre carismático y ennoblecido por su amor a la patria y la humanidad (ajá), que arrasó porque el público lo adoraba por ser un actor de cine. No conozco a otro que se mofe de su popularidad y amor a la patria hasta el punto de poner en su eslogan "Make America Great Again". Sigamos: un presidente que busca la paz mundial y se retrata como preocupado porque "los malos" no tomen el control. ¿Qué malos? Revisemos: los países que son competencia para Estados Unidos y que no están en la OTAN (según una búsqueda web, son Rusia, Ucrania, China, Japón, Bielorrusia, Afganistán, así como la mayoría de los países de Asia, África y América Latina). Ya vamos entendiendo quiénes son esos "malos". En el contexto actual, Rusia y China figuran como potencias mundiales, lo que representa un peligro para la hegemonía estadounidense.

Volviendo a la cinta, el villano es solo un traficante de armas, pero ruso, que es lo que la película resalta, dotándolo de un poder inmenso incluso sobre asuntos políticos como la disolución de la OTAN. Su motivación es la venganza porque mataron a su hijo (querer disolver la OTAN porque esta ordenó matar al hijo de un traficante de armas que experimentaba con energía nuclear "para usarla en favor de la salud" (nótese cómo la cinta nos dice que cualquiera puede cometer un error, como invadir otro país y hacer un desastre, pero que eso no justifica atentar contra la organización; vaya metida de idea). Similar a lo que hizo cierto país judío hace unos meses en Irán, ¿se acuerdan? Cuando los medios iraníes aclararon que usaban la energía nuclear para desarrollar servicios básicos, quedó expuesto y luego no se dijo nada más. Del cine a la realidad.

Quien vea la cinta encontrará algunas burlas a la inteligencia del país norteamericano, pero seleccionadas cuidadosamente para que no sea un descaro total.

Por último, debo invitar a reflexionar sobre lo que esta película (disponible para quienes somos parte de los países occidentales) podría significar. No nos sorprenda si mañana hay un "ataque" contra la "libertad y la democracia". Ya nos están preparando con una película donde un ataque a Estados Unidos es obra de los "malos" que atentan contra la "paz mundial". Hay que tener mucho cuidado con lo que ocurre en nuestro mundo real, con lo que pasa dentro de la OTAN, por ejemplo. ¿Por qué los países miembros están obligados a gastar el 5% de su PIB en armamento? ¿A qué juega Estados Unidos y por qué empiezan a llegar mensajes ocultos en los medios que controla? ¿Para qué nos está preparando?

Tengamos cuidado, compañeros. Es bien sabido que el imperialismo está herido y está cayendo, pero es cuando se vuelve más peligroso. Cuidado con lo que vemos, leemos y escuchamos, porque, como decía José Saramago: "El mundo se está convirtiendo en una caverna igual a la de Platón; todos mirando imágenes y creyendo que son realidad".

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