La alcaldesa de Tláhuac, Berenice Hernández, se niega a autorizar al Instituto de Vivienda de la Ciudad de México (INVI) la compra de un predio para construir vivienda para familias vulnerables, aun cuando viven en condiciones de hacinamiento e inundaciones.
Mientras niega vivienda social, autoriza desarrollos residenciales exclusivos en la avenida Guillermo Prieto, con casas que cuestan arriba de los 5 millones de pesos, y a pesar de pretextar que en Tláhuac hay carencia de servicios básicos, como el agua potable, estas zonas residenciales ya los tienen asegurados.
Esto es una verdadera burla para el pueblo y un ataque directo a la confianza que el pueblo tlahuaquense le dio a la actual alcaldesa, al otorgarle su voto y colocarla en el puesto que ocupa y que por lo visto le queda grande.
Esta situación es criticable y es una muestra clara no sólo de la cerrazón de esta alcaldesa, sino que desnuda la mentalidad de una clase en el poder que por un lado dice estar con los pobres, con discursos huecos y plagados de mentiras, y por el otro, los golpea con la negativa a que en esta demarcación el INVI construya un conjunto habitacional, para luego otorgar estas sencillas viviendas a crédito a las familias que lo necesitan; no se les daría regalado nada, ellas pagarían sus casas.
Además, este conjunto habitacional, según lo ha manifestado el propio INVI, no le costaría nada a la alcaldía de Tláhuac, pues el costo del terreno para construir correría a cargo del Instituto. Entonces, ¿cuáles son los pretextos de la alcaldía de Tláhuac y de su alcaldesa Berenice para negarse a esta construcción?
Ellos repiten como loros que en Tláhuac hay carencia de servicios básicos, como el agua potable; sin embargo, curiosamente, el conjunto residencial construido en la colonia Miguel Hidalgo, que por cierto lo están expandiendo, goza de todos los servicios asegurados por la propia alcaldía. Claro, este es un jugoso negocio que oferta casas en más de 5 millones de pesos, reitero.
O sea, que para los pobres nada y para la gente acomodada, que tiene recursos para pagar, todo. ¿Es esto justo? Por supuesto que no. Esto es una verdadera burla para el pueblo y un ataque directo a la confianza que el pueblo tlahuaquense le dio a la actual alcaldesa, al otorgarle su voto y colocarla en el puesto que ocupa y que por lo visto le queda grande, porque esto es algo bien sabido por muchos: ella está gobernando para los ricos y a los pobres los está dejando a un lado, los mantiene en el olvido y no le importa su bienestar.
Mientras tanto, nuestra organización, el Movimiento Antorchista, que viene gestionando desde hace varios años la construcción de vivienda para los más pobres, siendo este un derecho constitucional el que todas las familias mexicanas cuenten con vivienda digna, continúa en la lucha e inició una campaña de denuncia en Tláhuac y en toda la Ciudad de México, para que todos los capitalinos se enteren de que en esta demarcación gobiernan la cerrazón y la insensibilidad, y se privilegia a los ricos mientras a los pobres se les margina y se les quiere ver sumidos en su pobreza, sin esperanzas de salir adelante.
Esta campaña consta de la repartición de miles de volantes, perifoneos en colonias de Tláhuac, así como la realización de cadenas humanas y una marcha multitudinaria.
Ya el pueblo está despertando y las pruebas las demuestra la más reciente evaluación nacional de Mitofsky, en donde Berenice Hernández se encuentra entre los peores alcaldes, con tan sólo una aprobación del 53.3 %.
Así las cosas. La construcción de vivienda para los pobres es un derecho constitucional. No permitiremos que el capricho de un funcionario insensible condene a miles a la marginación. Adelante compañeros.
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