El pasado 5 de febrero del año en curso, más de 300 familias del predio Lá Ciénega, ubicado en San Francisco Tlaltenco de la delegación Tláhuac, fueron víctimas de un centenar de granaderos y policías del gobierno de la ciudad, encabezado por Miguel ángel Mancera, y vieron cómo sus hogares, construidos con mucho esfuerzo, fueron destruidos por maquinaria pesada que se apostó a tempranas horas sin previo aviso.
Este ataque se vio acompañado de extrema violencia por parte de los policías hacia los habitantes de lugar, que fueron sacados a golpes de sus hogares para luego demolerlos, a pesar de que los pobladores tienen en sus manos documentos que los acreditan como dueños, sin embargo, esto valió poco o más bien dicho nada para defender su patrimonio, que según versiones del gobierno de la ciudad es un terreno ejidal y valiéndose de este pretexto irrumpieron sin previo aviso, poniendo en peligro la vida de niños, mujeres y personas de la tercera edad a los que se les golpeó, incluso a algunos de gravedad.
Desde ese día, las más de 1,500 personas del predio La Ciénega han quedado en la calle por la brutalidad del gobierno de la ciudad, que se dice humano y muestra su rostro deshumano, que se dice estar a favor de la gente pobre y muestra su rostro represor.
El Predio Lá Ciénega ahora se muestra desolado, triste y parece una zona de guerra, por lo que los vecinos del lugar exigen a las autoridades que les restituyan sus hogares, porque, contrario a lo que se ha querido hacer creer a la sociedad –ya que esta fue una noticia nacional publicada en los principales medios de comunicación, porque además en esta demolición de hogares falleció un trabajador del gobierno, cuando unos de los techos de las casas le cayó encima- no son invasores, ni paracaidistas, sino familias que compraron sus terrenos con mucho esfuerzo y han ido construyendo sus viviendas con el sueño de lograr un hogar digno.
No conforme con esta acción tan reprobable por parte del gobierno de Mancera, cuando una comisión de vecinos del lugar acudieron a la oficinas del gobierno central, después de destruidos sus hogares, fueron encapsulados y agredidos fìsicamente por policías que los golpearon, incluso a una mujer con ocho meses de embarazo de nombre Brenda Jazmín San Juan.
La lucha sigue, y el Movimiento Antorchista siempre buscando el bienestar de la gente pobre, se solidarizó con este grupo de familias y desde el día en que fueron demolidas las viviendas se ha emprendido una lucha para exigir que el gobierno de la ciudad reconstruya los hogares de las víctimas y les de una opción para vivir.
Es increíble observar, cómo se dan este tipo de acciones tan inhumanas provenientes de un gobierno que se dicen de izquierda, pero que gobierna con la derecha, que golpea a los más necesitados que ya bastante tienen con la pobreza que padecen día con día, al ver que los salarios no les alcanzan o peor aún, que ni siquiera muchos encuentran un empleo y se ven en la necesidad de autoemplearse dice el gobierno para disfrazar la
carestía y el poco interés que se impregna en esta necesidad humana.
Peor aún, que ven a sus hijos morir de enfermedades curables en pleno siglo XXI, por no contar con servicio médico; estas y muchas más vejaciones sufren los más desvalidos, y hoy podemos ver que no conforme con todas estas desgracias les destruyen sus hogares que habitaban por más de 17 años y los condenan a vivir en la calle.
Los afectados llegaron a ese lugar por necesidad y con el permiso de las autoridades perredistas de entonces y habían permanecido en completa calma hasta ahora que son abandonados, reprimidos y destruidos sus hogares.
Antorcha en la Ciudad de México no descansará hasta que se haga justicia y se solucione la problemática del predio La Ciénega, por eso, hemos entablado gestione tanto con el gobierno de la ciudad, como con el Instituto de Vivienda y de no ver resultados firmes instalaremos un plantón definitivo, que más da si de por sí esas familias viven en la calle desprotegidos.
Pero sabemos que sólo la lucha organizada podrá rendir frutos, como los ha rendido por 42 años en los que tiene de existencia el Movimiento Antorchista, que nació enarbolando la bandera de luchar contra la pobreza en México y hoy, aquí, se pone otra vez en práctica la tarea que nos hemos echado a cuestas y no descansaremos hasta alcanzar la victoria.
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